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El entorno familiar

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Fecha Publicación: 15/07/2022 - 22:20
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Esta semana ha sido, particularmente, agitada para el presidente Castillo. Los malos vientos han soplado con fuerza hacia él, desde todos los flancos. Los miembros de su familia, que han optado por la huida, van en aumento. Su cuñada, Yenifer Paredes, no fue a la Comisión de Fiscalización del Congreso a la que fue convocada. Su abogado asegura que se encuentra en el país y que no ha fugado. La incertidumbre por su paradero ha quedado en la retina de la ciudadanía. La fiscalía, por su parte, decidió reabrir una nueva investigación al mandatario por la sospecha de que hubo algo turbio en el ascenso de altos oficiales del ejército y de sospechoso manejo de gestión en Petroperú.

Y como si ello fuera poco, la encuestadora Datum señaló, hace unos días, que el jefe de Estado mereció una nota desaprobatoria promedio de 07 en su gestión, luego de recoger el pulso de la opinión pública en su encuesta nacional última.

A su vez, el empresario Zamir Villaverde, quien es investigado y cumplía prisión preliminar, salió de prisión, con orden de comparecencia, con el compromiso, según su abogado, de “seguir colaborando”. Personaje que, al parecer, maneja mucha información de primera mano y aspira a ser considerado colaborador, tiene al mandatario y a su entorno íntimo y muy cercano, acorralado. Es considerado, por la autoridad que lo investiga, por la prensa de investigación y la opinión pública, como una pieza clave dentro de la presunta organización criminal liderada por el presidente Pedro Castillo.

Zamir hizo, nuevamente, noticia al ser detenido por la policía por supuestamente tener vigencia una orden de captura del Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria, el mismo que ordenó su liberación. Luego de una confusa situación, culpó, a su salida de la comisaría, al jefe de Estado si algo pudiera pasarle, porque él seguirá brindando información que podría llegar hasta Castillo. Y que nadie lo callará. Antes de ser llevado a prisión, Zamir Villaverde había denunciado, ante una comisión del Congreso, supuestos hechos de corrupción que comprometían a altos funcionarios del Jurado Nacional de Elecciones, de quienes dijo tener pruebas de haber cometido un fraude electoral en las últimas elecciones generales.

Con el protagonismo de estos personajes, compite también la esposa del mandatario, Lilia Paredes, quien concurrió, citada, a la Comisión de Fiscalización del Congreso para negarse a responder las preguntas que le fueron formulando los integrantes de ese grupo de trabajo. Sobre ella también se prendieron los reflectores en las investigaciones que se vienen realizando por hechos de supuesta corrupción que vinculan al mandatario y su entorno. Su hermana Yenifer Paredes ha sido involucrada en una investigación debido a que, sin ser funcionaria, ofrecía, en su tierra, obras para su comunidad, al parecer, respaldada por un empresario que sí obtuvo licitaciones con el Estado.

Esta atmósfera enrarecida y tóxica se ha convertido en lo habitual en Palacio de Gobierno, casi desde el primer día de gestión del presidente Castillo. Es lo lamentable y doloroso para el país. Tener un mandatario que ocupa su tiempo en ver cómo se defiende de las ineptitudes cometidas o las sospechas de actos de corrupción, con fuertes verosimilitudes de haber sido realizados por él y su entorno, es preocupante. Ello se refleja en la pérdida de credibilidad que tiene frente a la población. Lo dicen las encuestas periódicas, como la reciente de Datum, que destaca la desaprobación clamorosa de su gestión. Según esta empresa, el mandatario sacó una nota desaprobatoria promedio de 07. En la opinión en las regiones del sur del país, ese calificativo sube a 09, mientras que, en las zonas del centro y oriente, la desaprobación tiene el calificativo de 08. Y si tenemos en cuenta el índice estadístico, la investigación realizada, a nivel nacional, arroja un 75% de desaprobación de la gestión del gobierno, cifra que se incrementó significativamente, desde julio del año pasado, cuando apenas ingresó a Palacio de Gobierno.

Por otra parte, hay un 35% de encuestados que considera que el presidente Castillo debe renunciar o ser vacado en forma inmediata. Estos datos son reveladores. Son indicadores de cómo ve la población los actos de gobierno. El presidente debería tomar nota de la situación en que se encuentra, reflexionar y tomar las decisiones que mejor convengan para devolver la tranquilidad y confianza al país. Vivimos horas dramáticas y no hay razón para seguir viendo con temor el horizonte. El país necesita recuperarse en paz y en democracia.

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