El factor Colchado, no hay intocables
La noticia de la semana es, sin duda, la decisión de pasar al retiro –a partir del 1 de enero de 2025– al coronel de la Policía Nacional del Perú (PNP), Harvey Colchado Huamaní, quien lideró la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac), equipo policial que participó en sonados casos político-judiciales y desmantelado también esta semana.
Una primera lectura institucional y oficial señala que, tal como corresponde todos los años, los altos mandos de la PNP deciden el cambio generacional al interior del arma. Este año son 319 oficiales y 200 suboficiales quienes pasan al retiro. El caso de Colchado es uno de ellos, y según el comandante general, fueron consideradas las sanciones con rigor que tenía y hacían imposible que ocupara un puesto similar al que tuvo y mucho menos ascendiera. Otra lectura sostiene que Colchado cometió un exceso cuando tumbó la puerta de la residencia de la presidenta Boluarte, y bajo el pretexto de investigar el caso Rolex, dañó la honorabilidad de la máxima autoridad política y militar del país. Esa acción temeraria habría tenido como consecuencia que se pidiera su cabeza, y como cumplía condiciones para el retiro, se justificó finalmente su salida del arma. ¿Venganza de novela turca o simple ejercicio del poder? Boluarte no habría perdonado la afrenta y mucho menos la persecución político-judicial a su hermano. La suerte del atrevido coronel estaba echada, concluye el relato.
¿Acaso el ejercicio del poder institucional no existió antes? En democracia nadie es intocable. Nuestra historia política está plagada de casos similares. ¿Acaso no ocurrió entre Alan García y Jaime Bayly, cuando este último tuvo que abandonar la televisión y salir del país por una pregunta incómoda al futuro presidente García en su primer gobierno? ¿Acaso no ocurrió también a inicios del siglo XX, cuando Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui fueron expulsados del país por ser incómodos políticamente?, salvando las distancias entre los personajes, por cierto. ¿Por qué tendría que ser distinto hoy el ejercicio del poder con la presidenta Boluarte?
Una lectura menos verosímil sostiene que Colchado tocó fibras sensibles del gobierno de turno al investigar la corrupción, y fue necesario pasarlo al retiro para evitar llegar a mayores. Lo cierto es que ni la presión mediática ni las portadas a su favor harán retroceder la decisión institucional, salvo que existan indicios de que no se respetó el procedimiento.
Creíbles o no, estas narrativas expresan intereses diversos de grupos que tienen expectativas distintas según el lugar que ocupan en el tablero de ajedrez político del país. Pero si algo debe quedar claro es que en la historia real de lo sucedido no existen ni buenos ni malos puros. Únicamente intereses distintos que acomodan la narrativa según su conveniencia. Esta será, por cierto, una característica del modus operandi que definirá tendencias en el ciclo político que hoy vive el país. ¡Nos guste o no!
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