El farsante periodismo peruano
Como recordaba ayer EXPRESO, hasta hace apenas meses los recursos llegaban a raudales para la agencia norteamericana USAID. Hasta que el gobierno norteamericano paralizó esos fondos, porque propiciaban despilfarro y corrupción en países como el nuestro. Esto ocurrió en simultáneo a que nuestro Congreso aprobase la ley que obliga al Estado a fiscalizar los fondos provenientes del exterior, destinados a las ONG; asimismo, a controlar el gasto que estas realicen en territorio nacional.
Por cierto, el Tío Sam había detectado que, de cada dólar transferido por las ONG norteamericanas a sus pares peruanas, estas dedicaban a sus “proyectos” solamente US$ 0.12 por cada dólar recibido. El resto, al bolsillo de los dueños de las ONG.
Al respecto, EXPRESO preguntaba: “¿Quién prohíbe que Gorriti continúe edulcorando a Odebrecht? ¿Quién prohíbe que Jeanni Dador de la CNDDHH siga trayendo fondos del exterior para financiar las algaradas callejeras? ¿Quién le prohíbe a Jacqueline Fox que siga escribiendo loas a ese falso valor llamado José Domingo Pérez?” Por último, ¿por qué tienen que usar dinero proveniente del exterior para estos menesteres? ¿Por qué no los sufragan con sus propios recursos, si dicen ser tan generosos con nuestro pueblo?
Falazmente, los medios locales adictos a USAID, autocalificados como “independientes”, denuncian “una grave amenaza de la citada ley a la libertad de prensa e información, al crear un mecanismo para que APCI (Estado peruano)”, alegando incorrectamente que en adelante será el que deba autorizar “las investigaciones periodísticas” de los medios. ¡Falso!, responde EXPRESO. Esto ocurre en todos los países constitucionalmente estructurados, como EE. UU., donde el Estado fiscaliza los ingresos/gastos de todos quienes lo habitan.
En cambio, acá reinaba tal descontrol que recientemente EE. UU. ha descubierto que, de cada dólar remesado por el Tío Sam para USAID —que esta transfería a un puñado de ONG— los beneficiarios de estas recibían solo US$ 0.12 por dólar. El resto se quedaba en las cuentas de los dueños de nuestras ONG criollas. Evidentemente, Care International y USAID han sido las principales fuentes financieras de las ONG peruanas.
Finalmente, EXPRESO ha aclarado que los periódicos locales que demandan que continúe el “secretismo” alrededor del mundillo de la ONG lo hacen para cubrir su propia corruptela, sencillamente evitando ser fiscalizados. Como El Comercio, que desde la entrada en vigor de la ley alega que sus periodistas tendrán que “mendigarle al Estado para hacer su trabajo a favor de los peruanos necesitados”. ¡Hombre, no vengan con farsas! Si El Comercio quiere hacer beneficencia, que lo haga con sus recursos; no pordioseando al exterior.
Contundentemente, es una vergüenza que la prensa peruana limosnee fondos al exterior. Hablamos de El Comercio, La República, RPP, La Encerrona y diversos medios adictos al USAID, vía la intermediación de Idea Internacional. Y no nos vengan a lloriquear por el libre uso de esos recursos sabiendo perfectamente que vienen con agenda propia. Como el caso de El Comercio, al que USAID financiaba el costo tanto de personal como de infraestructura de su Unidad de Periodismo de Datos, para su espacio “Observatorio Ciudadano Lima Cómo Vamos”.
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