El fin de una era
Renunció al premierato César Villanueva tras ejercer el cargo durante un año. Pero Villanueva fue más que primer ministro. Fue el abanderado del presidente Martín Vizcarra que coordinó su investidura como jefe de Estado desde que, en los corrirllos congresales –donde cumple función de parlamentario electo por la región San Martín–, aún empezaba a germinar el debate político del impeachment al expresidente Pedro Pablo Kuczynski. Villanueva, de las filas de la agrupación Alianza para el Progreso del político norteño César Acuña –evidente aspirante a la presidencia los comicios 2021–, ha sido pues un factótum para el ascenso de Martín Vizcarra a la presidencia de la República. Recordemos, si no, que en aquellos momentos Vizcarra tuvo que enfrentarse tras bambalinas al núcleo duro de Peruanos por el Kambio, cuando éste propuso que en caso el Parlamento aprobase la vacancia de Kuczynski deberían renunciar los dos vicepresidentes –Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz– en una suerte de si muere Sansón que mueran también todos los filisteos. La pugna Vizcarra-Aráoz fue evidente. Lo ha sido a lo largo de este año de gestión suya como primer ministro que el viernes llegó a su fin.
De modo que la renuncia de Villanueva –quemado como buen fusible que ha sido del Presidente, a consecuencia de la manifiesta caída de popularidad de Vizcarra– implica algo más que la salida del premier de Vizcarra. Significa el alejamiento político de quien promoviera su acceso a Palacio de Gobierno, convencido de que reunía las condiciones necesarias para conducir los destinos del país. Incluso la dupla Vizcarra-Villanueva traspiraba al comienzo solidez y coordinación absoluta de ideales y metas. Al poco tiempo, sin embargo, el aura fue desvaneciéndose progresivamente. A Villanueva, hombre de perfil más bien espartano y de talante silencioso, se le notaba cansado, desencantado, tal vez incluso frustrado. No era para menos. Su labor consistía en apoyar a un mandatario carente de propuestas viables para solucionar la enormidad de problemas que afligen al Perú; un presidente desesperado por las encuestas, con un discurso monocorde –y falsete– como aquel que encarna la batalla contra la corrupción, y cuyo único norte consiste en llegar al 28 de julio de 2021. Aunque si los astros se le alineasen, tentaría la reelección bajo cualquier fórmula alambicada. No obstante la versión palaciega –según la congresista oficialista Ana María Choquehuanca– es que Vizcarra “venía rumiando un cambio de gabinete con más paridad y mayor presencia de mujeres”. Saque sus propias conclusiones, amigo lector.
La lealtad de Villanueva con el presidente Vizcarra fue manifiesta. Como cuando hace poco dijo: “El Presidente ha señalado con mucha transparencia el rol que cumplió como jefe de campaña política (en PpK). En ese entonces todo estaba organizado. El tema de financiamiento lo veían otros encargados. No tiene en absoluto nada que ver en esto”. Pero existe un testigo privilegiado quien denuncia que Vizcarra estuvo presente en casa de Kuczynski cuando un emisario del “club de la construcción” entregó US$100,000 para la campaña electoral. Va a hacerle demasiada falta este incondicional premier al presidente Martín Vizcarra.