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El final de una era

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Fecha Publicación: 28/01/2025 - 23:00
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A los voraces caviares –y a sus panegiristas, incluido el diario El Comercio y demás garrapatas mediáticas– se les acabó la mamadera. Cobardemente, ahora lloran su trance tras haber perdido aquel panal de rica miel –US$630 millones anuales– que repartía el Tío Sam de los Biden, Obama, Clinton y demás gobernantes de doble juego, para mantener tranquila a aquella prostituta izquierdista “intelectual”, idealizada por los George Soros, que intenta transformar el mundo en un sofisticado mercado de insufrible corrupción. Como escribimos el viernes último, hasta el 21 de enero el USAID fue aquel panal de rica miel al que mil moscas (ONG) acudían en busca de multimillonarias “cuotas sociales” para, esencialmente, financiar iniciativas destructivas para la democracia sudamericana. Pues gran parte de los “proyectos” donde invertían las ONG caviares –hasta ayer, las principales beneficiarias del USAID– eran para financiar iniciativas políticas diametralmente contrarias a los intereses del Tío Sam; vale decir, el dueño de la agencia USAID fundada para impulsar el desarrollo de países pobres, como Perú. No obstante, muchos millones del USAID acabaron financiando el totalitarismo ideológico en esta parte del mundo. Vale decir que, con recursos de EE. UU., las ONG “derechohumanistas” minaron los fundamentos del capitalismo, impulsados justamente por EE. UU., origen de los recursos destinados a desarrollar la región bajo bases occidentales. ¿Cuántos de los cientos de millones que anualmente recibía Perú de USAID fueron destinados a financiar el totalitarismo regional? Lo saben los Garcías Sayán, Gorritis, Ugaces, etc. Recordemos: hoy diez presidentes comunistas gobiernan otros tantos países latinoamericanos. Perú se salvó por la batalla de medios como EXPRESO, opuestos al totalitarismo.
Pero apenas instalado en la Casa Blanca, una Orden Ejecutiva suya acabó con ese vicio, disponiendo suspender, durante 90 días, los programas norteamericanos de ayuda al exterior, aduciendo que “la industria de la ayuda exterior y la burocracia no están alineadas con los intereses de EE. UU. y, en muchos casos, son antiéticas a los valores estadounidenses” y desestabilizan la paz mundial, promoviendo ideas en países extranjeros claramente inversas a sus intereses particulares y entre dichas naciones. Inclusive el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, precisó que “cada dólar que se gaste y cada política que se persiga debe justificarse con la respuesta a tres preguntas: ¿Esto permitirá que Estados Unidos sea más seguro? ¿Que sea más fuerte? ¿Que Estados Unidos sea más próspero?”.
Paralelamente, el tono plañidero que usó ayer El Comercio para vituperar la Orden Ejecutiva del presidente Trump revelaría que ese medio participó de las prebendas que, vía ciertas ONG, recibieron algunos medios para “financiar” el final del gobierno de Alberto Fujimori. Paralelamente, dichos recursos habrían servido asimismo para sufragar la batalla que dio ese diario como escudo, tanto de la corruptora Odebrecht como de su socio, José Alejandro Graña Miró Quesada. Como corolario, con dinero norteamericano habrían pagado la defensa de los derechos humanos de terroristas de Sendero Luminoso y el MRTA. Ello confirmaría, sospechosamente, el hilo existente entre El Comercio y la inmundicia caviar, que persiste en gobernar a escondidas usando dinero malversado proveniente de Washington.

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