¿El fraude consumado?
Ahora conocemos, por boca de un fiscal supremo, que la decisión de la mayoría de los cuatro integrantes del Jurado Nacional de Elecciones JNE -proclamar presidente al postulante del lapicito- fue decidida desde enero. Es decir que, quien preside el JNE, Jorge Luis Salas Arenas -sujeto comunista y facilitador de indultos para terroristas; por tanto coincidente con las exposiciones de los líderes de Perú Libre, partido por el que postulara Pedro Castillo a la presidencia- ha engañado al país a lo largo de medio año, jugando con las expectativas nacionales cuando su decisión la habría adoptado desde principios de año.
Ahí estriba la tenaz negativa de Salas Arenas a pedirle a ONPE el Padrón de electores habilitados para votar en los recientes comicios. ¡El acuerdo de declarar ganador de la contienda a Pedro Castillo era un hecho consumado! Aunque, ilícitamente mantenido en secreto, mientras el JNE coordinaba -con palacio de gobierno y algunos medios- el respaldo para darle visos de consistencia al fraude que habían cocinado aquellos tres mosqueteros del vizcarrismo enquistados en el JNE. Hablamos pues del propio Salas Arenas, de Jorge Rodríguez Vélez y Jovián Sanjinez Salazar. El primero se resiste, sin justificación real ni válida, a contrastar el Padrón de Votantes con las actas electorales observadas por adulteración. Persevera en oponerse a pesar de que aquello implicaría imponerle al Perú un régimen comunista.
En contraste a semejante atentado contra la democracia y el Estado de Derecho, ¿qué persiguen quienes votaron contra la opción comunista? La verdad. La gran mayoría de ellos NO simpatizan con Keiko Fujimori; aunque son decididos opositores a cualquier fórmula de izquierda. Especialmente esa totalitaria incrustada en el plan de gobierno –oficial- entregado por Pedro Castillo al JNE como su programa de acción. Repetimos, ¡reclaman la verdad! Conocer si tal cual transpiran las actas detectadas -plenas de alteraciones y/o de yerros- las firmas que registran corresponden o no a los miembros de mesa, así como a los personeros y demás participantes en la aprobación de tales documentos.
Es tontísimo el argumento que el Padrón es secreto porque contiene datos reservados de los ciudadanos. No hace sino abundar en la falta de recursos legales y formales por parte de esos tres individuos que decidirán los destinos del Perú, gracias al doble voto de Salas Arenas. Privilegio intolerable tratándose de un fallo que permitiría validarle el triunfo de un grupo comunista que persigue la captura del poder, tal cual ocurriese en Venezuela. Y con ello, consecuentemente sustituir la Constitución peruana por algún estatuto marxista, calcado del cubano, de manera que la democracia desaparezca por tiempo indefinido en nuestra nación.
Si la Fiscal de la Nación omite ordenar una investigación tomando como base la sólida acusación del fiscal supremo Luis Carlos Arce Córdova -donde le imputa a estos tres vocales del JNE un hecho consumado, por tener cocinada la proclamación de Castillo- se hará acreedora al repudio eterno de la democracia. Y si alguna esta vez retornase, recibirá las más drásticas sanciones por haber convalidado este flagrante fraude que tenemos por delante.
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