El impacto electoral del fenómeno Trump
La segunda elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica viene generando consultas de altos ejecutivos y CEO de empresas peruanas sobre el impacto que tendrán sus políticas en el escenario global y, en especial, en el Perú. Por esta razón, esta semana dedicamos el Informe Semanal TENDENCIAS de ATIK, la Agencia de Asuntos Públicos que lidero, a imaginar distintos escenarios que permitan a nuestros líderes empresariales tomar decisiones oportunas y efectivas.
Sus primeras acciones dejan claras varias cosas:
1.- Que hoy más que nunca está haciendo valer su condición de mercado. A ello responde el aumento de aranceles de mercancías, empezando con China.
2.- Que el orden mundial del comercio se verá afectado desde su entorno político al solicitar su salida de la OMC y la OCDE, amenazando con revisar los TLC.
3.- Que inicia una guerra sin cuartel contra China para retomar su liderazgo político y económico en la escena contemporánea global.
4.- Que el desarrollo de esta disputa mundial tendrá como resultado un nuevo orden mundial. Trump tiene muy claro que el mundo necesita su mercado más que sus armas.
Este ciclo político hegemónico deja atrás el ciclo tecnocrático, que no pudo incluir a grandes mayorías en la “sociedad de bienestar” propuesta como solución a conflictos y crisis globales. Y el Perú no es ajeno a este proceso. Desde tiempos de Vizcarra, el país inició su propio ciclo político, el cual tendrá en la próxima elección presidencial un hito definitorio de hacia dónde irán nuestros destinos como sociedad y Estado de derecho. Muestra de ello son las primeras escaramuzas entre posibles candidatos que se disputarían la futura contienda política.
Un claro ejemplo es la decisión del posible candidato Rafael López Aliaga de diferenciarse del resto de candidatos de derecha moderada, en especial de Keiko Fujimori. Su explícito discurso radical de derecha conservadora coincide con la estrategia electoral utilizada por Trump para ganar la elección presidencial en EE. UU. y otros similares en el continente.
Hablamos de una campaña que se despliega en redes sociales y calles populares con una lógica de entretenimiento, disputa, mano dura y crítica agresiva hacia los demás. No es casual, por ello, la invitación que el hoy alcalde de Lima hiciera al influencer estadounidense Speed la semana pasada, con buenos resultados de interacción digital aquí y en otras partes del mundo.
Lo cierto es que esta modalidad de generación de contenidos y discursos radicales tendrá imitaciones en todo el espectro electoral, de centro e izquierda. El discurso institucionalista perderá fuerza frente al vendaval de gritos, cánticos y piedras que caracterizarán la contienda política, cual símil del comportamiento “barra brava” cuando se impone a otra en el campo de juego y en la batalla simbólica que acompaña la búsqueda del triunfo final.
El reto que tenemos por delante es preparar a nuestra frágil democracia para contener esta modalidad electoral y administrar, bajo la estructura del sistema, los diversos intereses ilegales que pretenden infiltrarse en ella para cambiar las reglas de juego, debilitando a la minoría formal que se siente cada vez más amenazada. ¡Advertidos estamos!
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.