El impresentable gobierno mexicano

La insolente y muy prepotente presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, fiel secuaz del insoportable camarada hablantín Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha vuelto a sacar de la chistera al prosenderista, golpista, comunista –como ella– Pedro Castillo, para atacar al Perú vía la presidenta peruana Dina Boluarte, protestando porque “la Justicia peruana aplicó las disposiciones que ordenan nuestra Constitución y las leyes que regulan acá el Estado de derecho”.
La presidenta mexicana podrá protestar por lo que ocurra en México o en otros países comunistas –como Venezuela, Cuba y Nicaragua–, donde tan solo priman los ucases del tirano de turno. Eso, desgraciadamente, deben soportar los mexicanos en su país. Pero, oiga usted, Sheinbaum, mejor calle esa boca al referirse al Perú, un país que estuvo al borde de convertirse en totalitario tras la tramposa ascensión al gobierno de un sujeto como su protegido, Castillo, quien dio un golpe de Estado para arrebatarle el poder a la democracia e instalar un régimen dictatorial, como los que gustan a usted y a sus amigos los Maduro, Castro, Ortega y demás escorias totalitarias de origen comunista, como lo es usted.
El Gobierno del Perú, a través de su Cancillería, ha expresado su rotundo rechazo y contundente protesta tras esas inamistosas declaraciones de Sheinbaum, tomándolas como lo que son: una pataleta comunista, porque el Perú depuso a un golpista comunista, autor del golpe de Estado del 7 de diciembre de 2022.
Mediante un comunicado oficial, el Ministerio de RREE peruano dice que las afirmaciones de Sheinbaum representan una intolerable injerencia de un país extranjero –e inamistoso– desde la ingrata gestión del también comunista López Obrador, acostumbrado a quebrar el Estado de derecho y aquel sagrado principio de no intervención en terceros países en temas de otra nación.
Nuestra Cancillería expresa así el malestar político, social y diplomático de nuestro país, precisando: “Esta sostenida posición ideologizada de la señora Sheinbaum muestra un marcado irrespeto por el Estado de derecho y el principio de no intervención, contradiciendo los lineamientos fundamentales que sustentan la Doctrina Estrada, que el Gobierno mexicano dice defender (…) Asimismo, nuestra diplomacia ha demandado a su par mexicana que guarde la misma ponderación y el mismo respeto que México exige en sus relaciones con los demás Estados”.
Cabe agregar que la impertinencia de Sheinbaum ha llegado a tal extremo que, en medio de la creciente tensión diplomática entre Perú y México –que empezó aquel infausto 7 de diciembre de 2022, cuando el embajador de su país pretendió interponerse en asuntos policiales y judiciales peruanos, relacionados con el golpe de Estado perpetrado por ese tal Castillo–, desde entonces, México se ha dedicado a agraviar por calles y plazas al Perú, acusando al régimen que preside Dina Boluarte de ser fruto de un golpe de Estado. Esta injuria dicta la postura políticamente perversa del régimen comunista mexicano.
El día que la democracia mexicana acabe con el oprobioso régimen comunista –que viene desde López Obrador y lo consolida torpemente la tal Sheinbaum– reflorecerá la amistad característica entre Perú y México.

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