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El infierno de volar en el Perú, cielos sin ley

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Fecha Publicación: 28/08/2025 - 22:00
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Volar en avión debería ser sinónimo de eficiencia, respeto y cumplimiento de normas básicas de trato al usuario. Sin embargo, en el Perú, la experiencia con líneas como JetSmart o Latam se ha vuelto una odisea de abusos, maltratos y atropellos normalizados ante la indiferencia de las autoridades.
Estas aerolíneas, que operan bajo el discurso de la modernidad y la “competencia de precios”, han demostrado que lo único que comparten es el desprecio por el pasajero. Suspenden vuelos sin previo aviso, cambian itinerarios “cuando a ellos les da la gana”, no cumplen con la atención preferencial a adultos mayores y su personal parece más entrenado para desalentar al usuario que para asistirlo.
Uno de los casos más indignantes es el cobro del equipaje. Al comprar el pasaje, el cliente paga por maletas adicionales y recibe su comprobante. Pero en el counter, el trabajador decide desconocer la operación, alegando que “no aparece en el sistema”. La respuesta es lapidaria: debe volver a pagar si quiere embarcar. Aunque el pasajero muestre su boleta, la empresa se ampara en el desorden interno, sin importar el perjuicio causado.
¿Y qué pasa cuando uno solicita el libro de reclamaciones? La burla es doble. El personal dice que solo puede entregarlo al final de la atención, lo que en la práctica significa que, si el pasajero espera, pierde el vuelo. Es una estrategia de desgaste que anula el derecho a reclamar.
Esto no es un caso aislado, sino una práctica sistemática que se repite en aeropuertos del país. La gran pregunta es: ¿dónde está el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC)? ¿Dónde está Indecopi, la supuesta entidad de defensa del consumidor? ¿Qué hace la Defensoría del Pueblo?
Las autoridades conocen estos atropellos. Existen cientos de denuncias y reclamos en registros oficiales y medios. Pero la pasividad y complicidad estatal son evidentes cuando el ciudadano, cansado de ser maltratado, recibe solo el silencio institucional. Se convierten en ¡CÓMPLICES POR OMISIÓN!
En países vecinos, estas prácticas serían impensables. En Chile, Colombia o Argentina, los organismos reguladores actúan con firmeza. Aquí, en cambio, las empresas atropellan sin consecuencias porque las autoridades no hacen cumplir la ley. Se privilegia la “inversión” sobre la dignidad del peruano.
Este no es un capricho ni una queja menor: se trata de derechos fundamentales. El transporte aéreo no es un lujo, es un servicio público que debe garantizar seguridad, transparencia y trato digno.
El MTC debe fiscalizar con firmeza. Indecopi no puede seguir decorativo. La Defensoría debe alzar la voz. Si las aerolíneas no quieren respetar al usuario, que se les sancione.
Porque la impunidad en el aire solo seguirá reproduciendo la cultura del abuso en tierra firme.

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