El jardín del karma: cultivando nuestros pensamientos y acciones
La palabra ‘karma’ proviene del sánscrito, que es la lengua clásica de la India. Según las religiones dhármicas (el hinduismo, el budismo o el sijismo), es una acción, una fuerza espiritual o una energía trascendente que se deriva de nuestros actos, de nuestras palabras y de nuestros pensamientos, que condiciona o influye determinados momentos de nuestra vida (incluso en posibles reencarnaciones). Su funcionamiento es fácil: las buenas acciones dan lugar a cosas positivas, mientras que las malas, dan lugar a cosas negativas
El karma es la ley universal de causa y efecto: se obtiene lo que se da, se cosecha lo que se siembra. Una buena acción equivale a un buen karma y una mala acción equivale a un mal karma”.
Imagina un vasto jardín, lleno de flores, árboles frutales y hierbas aromáticas. Este jardín es tu vida y cada planta representa tus pensamientos y acciones. El karma es el jardinero invisible que cuida de este lugar, asegurándose de que cada semilla que plantas crezca y florezca.
Cada pensamiento que tienes y cada acción que tomas son como semillas que lanzas al suelo fértil de tu jardín. Si siembras semillas de bondad, generosidad y amor, verás cómo brotan hermosas flores y árboles robustos que te ofrecen sombra y frutos dulces. Estas plantas no solo embellecen tu jardín, sino que también atraen a mariposas y aves, llenando tu vida de alegría y color.
Por otro lado, si tus semillas son de egoísmo, rencor o negatividad, lo que crecerá serán espinas y malas hierbas. Estas plantas no solo afean tu jardín, sino que también dificultan el crecimiento de otras plantas saludables. Las espinas pueden herirte a ti y a quienes se acerquen, creando un entorno tóxico y hostil.
El karma, como jardinero diligente, no juzga las semillas que plantas; simplemente se asegura de que cada una reciba el cuidado necesario para crecer. Siembra cebollas, cosecharás cebollas; plantas rosas, disfrutarás de su belleza y fragancia.
La clave para tener un jardín floreciente y lleno de vida está en ser consciente de las semillas que elegimos plantar. Cada pensamiento positivo y cada acto de bondad son inversiones a largo plazo en la salud y belleza de nuestro jardín. Y aunque puede llevar tiempo ver los resultados, la dedicación y el esfuerzo constante siempre darán sus frutos.
Reflexiona sobre tu jardín interior. ¿Qué tipo de plantas deseas ver crecer? ¿Cómo puedes nutrir el suelo de tu mente y corazón con pensamientos y acciones positivas? Recuerda que el jardín del karma siempre está en crecimiento y que cada día tienes la oportunidad de plantar nuevas semillas que transformarán tu vida.
Espero que esta columna te sea útil para transmitir la idea del karma y su impacto en nuestros pensamientos y acciones.
¡Espero que a través de esta lectura pueda animarte a tener otra perspectiva de las circunstancias para una relación saludable en la vida contigo con herramientas naturales para tu transformación!
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