El juego grupal es clave para superar los traumas postpandemia
El juego grupal y presencial para los niños y adolescentes es como el agua para las plantas. Por eso, si tu hijo o hija no juega en grupo por largo tiempo, puede llegar a situaciones extremas de ansiedad o depresión, autolesiones o intentos de suicidio, sobre todo porque ya cargan el trauma de haber estado encerrados ¡2 años! por culpa de la pandemia, y peor aún si eran hijos únicos o hubo violencia en casa.
El Ministerio de Salud y UNICEF coinciden en que la pandemia afectó para siempre la vida de esta generación de niños y adolescentes. Pero, afortunadamente, está científicamente probado que el juego grupal y presencial puede ayudarlos a contrarrestar los traumas postpandemia.
Por eso, por favor, si tu hijo o hija comete alguna equivocación o falta, escúchalo, compréndelo, explícale las consecuencias, establece normas y límites, enséñale a pedir perdón, dale nuevas oportunidades, responsabilidades y horarios, pero no lo castigues encerrándolo o impidiendo que juegue con sus amigos o haga nuevas amistades.
Los estudios señalan que el encierro puede provocar más ansiedad, depresión, adicción a los videojuegos, pornografía, drogas, alcohol y diversas enfermedades físicas y mentales. En cambio, el juego presencial genera oxitocina, la hormona del amor, que ayuda a reparar el sistema inmunológico y disminuye el cortisol, que daña las defensas y provoca cáncer.
Debido a que la pandemia les robó 2 años de su infancia, en la práctica la edad emocional de los niños disminuye. Por ejemplo, si un niño tiene 11 años, emocionalmente solo tiene 9 años, porque la pandemia le restó 2 años de desarrollo normal y socialización con otros niños ajenos a la familia.
No te compares con tu hijo o hija, ni digas: “Cuando yo tenía 11 años, yo no era así”. Y es que tú, cuando fuiste niño o niña, ¡no sufriste el trauma de estar encerrado o encerrada 2 años, que te prohibieran jugar con tus amigos y, encima, tener que usar tapabocas para ir al colegio y que te impidieran jugar en el recreo!
Como secuela de esto, 1 de cada 3 niños en el Perú presenta riesgos de salud mental, según UNICEF. Ya en 2023, los centros del Ministerio de Salud atendieron a 723,239 niños y adolescentes por trastornos de ansiedad, depresión y síndrome de maltrato por violencia familiar o escolar.
Por eso no los encierren, por favor. Más bien, anímenlos a jugar. Dense el tiempo para llevarlos al parque o déjenlos jugar en el patio de su edificio o casa.
Hoy, más que nunca, a los niños, adolescentes y jóvenes afectados por la pandemia les urge formar una tribu en la que se sientan aceptados. Seguramente se equivocarán y cometerán faltas o tendrán conflictos, pero será su pequeña escuela socioemocional. Y si a eso le sumamos una tribu sólida de padres, tutores y maestros, los chicos podrán seguir adelante con nuestra guía, compañía, fijación de límites y, sobre todo, con nuestro amor y respeto.
Los estudios científicos demuestran que, cuando los niños juegan en grupo y presencialmente, desarrollan más su cerebro y las conexiones neuronales, aprenden a comunicarse, a tolerar, a manejar mejor la frustración, a respetar límites, a trabajar en equipo y a negociar. Disminuyen el estrés postraumático, la ansiedad y la depresión.
El juego grupal les enseña a cuidarse entre ellos y a generar vínculos amicales para toda la vida. Y así, más tarde, serán adultos mentalmente sanos e independientes. Cuando tengan algún problema o tristeza, podrán acudir a su grupo de amigos para sentirse mejor y felices.
Que así sea. Les deseo una vida 100 % feliz. Gracias por existir y ser amor. ¡Bendiciones!
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