El liderazgo norteamericano en el Pacífico
La prepotente invasión a Ucrania ha dinamitado la imagen de Rusia en el exterior, ha revitalizado a la OTAN y obligado a países como Alemania a multiplicar el gasto militar para que su defensa no dependa íntegramente del presupuesto norteamericano; al mismo tiempo, Polonia recobró importancia estratégica en Europa; Suecia, con siglos de tradición de neutralidad, solicitó su ingreso acelerado al sistema de defensa occidental; y Finlandia prefiere el riesgo inmediato de una nueva invasión con tal de sentirse protegida a mediano plazo por la OTAN, pues ha quedado demostrado, una vez más, que ante una potencia agresiva solo es efectivo un aliado realmente poderoso.
Por eso Washington, además de consolidar su liderazgo en Europa, ha concretado dos nuevas alianzas militares para el dominio del Pacífico: el AUKUS con Reino Unido y Australia; y el QUAD que suma a Japón, Australia e India, a cercanas amistades como Corea del Sur y Taiwán; además de las alianzas bilaterales con pequeños países asiáticos que necesitan fortalecer sus compromisos con USA; todo gracias a la inminente amenaza que el agresivo expansionismo chino implica.
La recuperación del liderazgo norteamericano y la urgente aspiración por frenar a China pone en jaque a la Sudamérica socialista, cuyos principales puertos y fuentes de energía están siendo entregados al gigante asiático, ducho en ganarse las simpatías de políticos y periodistas con dinero fácil y viajes fastuosos. La probable conversión de Chile al socialismo marxista podría significar la necesidad de encontrar bases aliadas en el Pacífico Sur para Occidente democrático. Todo esto configura una interesante oportunidad para Perú, siempre y cuando, logre liberarse del peor gobierno de su historia republicana, el que además de incapaz y corrupto, es enemigo de la minería formal, no le preocupa el desarrollo económico y es aliado del comunismo internacional.
Está claro que históricamente jamás una potencia mundial se ha preocupado por los intereses de las pequeñas comunidades, salvo cuando éstas tienen una ubicación estratégica, ya sea para un potencial conflicto militar o para facilitar el comercio internacional. Hecha la salvedad, debemos recordar que USA es la potencia que mejor representa los valores filosóficos, políticos y económicos que constituyen el sustento de la cultura democrática y de nuestro régimen constitucional. Resulta lógico entonces que, ante la nueva conformación del poder mundial, con nuevas alianzas de países identificados con las libertades y una forma de vida occidental, nuestro país trate de integrar con la mayor ventaja posible, la que nos permita mejorar la calidad de vida y alcanzar el desarrollo integral, lejos de las autocracias expansionistas.
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