El liderazgo y el trabajo
Hace muchos años, en un congreso de líderes del mundo, estuvieron presentes expositores de talla mundial como Senge, Drucker… El despliegue del evento fue exitoso. Al final de este, los organizadores circularon una nutrida encuesta. Una de las preguntas pretendía conocer cuál había sido la exposición que más había impactado en los asistentes. Para su asombro, la intervención que más caló en el público fue el discurso de saludo de la Madre Teresa de Calcuta. Hablando con firmeza, pero con calidez, les dijo: “¿Queréis cambiar a la gente? Pero, ¿conocéis a vuestra gente? ¿La queréis? Porque, si no conocéis a las personas, no habrá comprensión. Si no hay comprensión, no habrá confianza y, sin confianza, no habrá cambio”.
El propósito general y frecuente de cualquier organización, sea comercial o no, es su vigencia en el tiempo. Por tanto, el arte y la ciencia de un líder consisten en equilibrar armoniosamente los medios, las personas y los fines. Su interdependencia es complementaria y necesaria. Sin personas, no opera ninguna institución, y aquellas, sin medios, no ponen en acto sus talentos. La complementariedad facilita el alineamiento con los fines, recapitulando las singularidades de los recursos y personas que conforman una empresa.
Dicho esto, y en línea con el discurso de la Madre Teresa, la corriente actual pone el acento de la productividad y del éxito laboral más en los medios. No obstante, se me podría retrucar afirmando que las empresas se esmeran en obtener el distintivo de ser un great place to work, con lo cual se desbarata mi afirmación… a primera vista, sin duda. Generar un buen ambiente y clima conducentes al bienestar de los trabajadores es incuestionable. ¿Es esta la tarea principal de los líderes dentro de una organización? ¿Se busca empleo con la intención de tener y gozar de los beneficios derivados de estar en un ámbito laboral confortable? Sabemos que no.
El buen ambiente laboral no es del todo resultado de la relación persona-medios. La escasez o su avería se suplen con las capacidades humanas, con lo cual dejan de ser un “problema” para redimensionarse al nivel de “incomodidad”. El clima organizacional tiene como principal componente –a mi juicio– las relaciones interpersonales suscitadas mediando la actividad y el ámbito laboral. ¿Qué abona en favor de promover relaciones positivas? El trato personal con el líder, que tiene como finalidad asociar al trabajador con los objetivos y la cultura de la organización. ¿Qué persigue? ¿Qué filosofía la anima? ¿Los objetivos personales y profesionales del trabajador tienen espacio en los propios de la institución? En la coincidencia se establece la sociedad, porque el esfuerzo y dedicación de ambos convergen en el mismo centro: a través de la vigencia de la empresa, el aporte del trabajador a la sociedad será constante.
Conocer a la persona implica comprender sus anhelos, sus luchas y confiar en sus potencialidades e intenciones. Cuando la política es conocer al personal, las funciones se definen con claridad y se le permite decidir con autonomía en el marco de su jurisdicción.
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