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El litio y la importancia del tercer elemento

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Fecha Publicación: 05/01/2024 - 21:40
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El litio, derivado del griego “lithos” que significa ‘piedra’, fue identificado por el químico sueco Johan August Arfwedson en 1817, consolidándose como el tercer elemento en la tabla periódica. Su singularidad radica en su baja densidad y notable capacidad de almacenamiento de energía, convirtiéndolo en un componente esencial para las baterías reca+rgables. Este metal ha adquirido relevancia en la actualidad debido a su papel crucial en dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos, consolidándose como el pilar de la revolución en la movilidad eléctrica.

La versatilidad del litio va más allá de las baterías, abarcando también la fabricación de vidrios, cerámicas y medicamentos psiquiátricos. En Latinoamérica, contamos con el denominado “Triángulo del litio”, conformado por Argentina, Bolivia y Chile, que alberga gran parte de las reservas mundiales de litio, representando aproximadamente el 62% según la Comisión Geológica de Estados Unidos (USGS).

No obstante, es posible que esta área se transforme a un cuadrado al incorporar a Perú, ya que la región sur de este país podría incrementar significativamente el 62% actual mediante las actividades de exploración minera en curso. Aunque los precios del litio han experimentado fluctuaciones, la tendencia general ha sido al alza. En el 2003, una tonelada de litio costaba USD 450, y para el 2022, el precio se disparó a USD 80,000, pero el 2023 cayó.
Entre los países que lideran la explotación de sus recursos de litio, se destaca Australia, que cuenta con vastas reservas. Chile, a través del Salar de Atacama, ha aumentado su producción, al igual que Argentina con el Salar del Hombre Muerto. China, por su parte, no solo se centra en producir litio, sino que ha consolidado su posición como fabricante líder de vehículos eléctricos, agregando un valor significativo al recurso al darle más valor agregado a la sola extracción del recurso.

Latinoamérica, a pesar de sus altos estándares en protección ambiental y diversidad cultural, enfrenta el desafío de equilibrar el aprovechamiento de sus recursos naturales con la sostenibilidad y el respeto a los derechos humanos. Este desafío no solo representa una oportunidad para ser más sostenibles, sino también para contribuir al cambio global en la matriz energética, migrando de hidrocarburos a energías renovables almacenables.

Conscientes de nuestro potencial, la implementación de tecnologías limpias y sostenibles puede conducir a un aprovechamiento más equitativo y respetuoso de nuestros recursos naturales. Esto no solo promoverá un futuro más sostenible, sino que también nos integrará al esfuerzo mundial por un cambio hacia fuentes de energía más limpias y renovables. En última instancia, trabajar hacia un futuro común más sostenible y solidario es una responsabilidad que todos compartimos y que define el camino hacia adelante.
(*) Abogado, docente universitario, consultor legal

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