ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

El lugar común

Imagen
Fecha Publicación: 24/10/2023 - 22:30
Escucha esta nota

El amor -el lugar común más privado que existe- es, como sostiene el escritor Charles Bukoswky, “una niebla que se incendia con la primera luz del día de la realidad”. El filósofo José Ortega y Gasset, por su parte, describió el enamoramiento como “un estado de miseria mental en el que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza”.
En el otro extremo de la trama, Goethe afirmaba: “Un hombre y una mujer verdaderamente enamorados son el único espectáculo de este mundo digno de ofrecer a los dioses”. En sus cartas a Henry Miller, Anaïs Nin dijo: “Qué es el amor sino la aceptación del otro, lo que sea que el otro sea”. Y Benjamín Disraelí en algún intervalo de sus fiestas y tropelías pregonó: “Todos hemos nacido para amar…es el principio de la existencia y su único fin.” El gran argumento de la vida, como sostenía Julián Marías.

En este contexto, conmueve el testimonio de Arthur Schopenhauer, el misógino, el solitario, el filósofo de la voluntad de quien Borges dijo que acaso fue el único que descifró el universo: “El amor es la compensación de la muerte, su correlativo esencial”.
Toda historia de amor es finalmente y con el tiempo una elegía. Si como se lee en El Eclesiastés, los ojos son las ventanas del alma, comprenderemos por qué Shakespeare, un profeta de la Thorá perdido en el siglo XVI dijo: “El amor nace, vive y muere en los ojos.”
El amor es inefable. Pero a veces, algún iluminado como Mario Benedetti, consigue balbucearlo: “Cuando uno se enamora las cuadrillas/ del tiempo hacen escala en el olvido/ la desdicha se llena de milagros/ el miedo se convierte en osadía/ y la muerte no sale de su cueva. / Por el contrario desenamorarse/ es ver el cuerpo como es y no/ como la otra mirada lo inventaba/ es regresar más pobre al viejo enigma/ y dar con la tristeza en el espejo.”
Todas las grandes religiones tienen al amor como su gran mandamiento. El anhelo de salvación del budismo y su entrega a lo eterno; la lucha de la ascesis y la meditación del hinduismo para llegar a Dios; el altruismo de Lao Tsé; el conocimiento y la fe abrasadora del Islam y la cruz redentora del cristianismo, no son más que un sereno pero desesperado intento de ser a través del amor.
Jorge.alania@gmail.com

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.