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El magnicidio de Fernando Villavicencio

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Fecha Publicación: 10/08/2023 - 21:40
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La muerte por asesinato de Fernando Villavicencio, el periodista que se volvió candidato a la presidencia de Ecuador, ha conmocionado dentro y fuera del país hermano y será un punto de quiebre en la historia reciente de este país. A pocos días de las elecciones, más allá de que por las redes se han adjudicado el repudiable hecho, hay muchas hipótesis que deberán evaluarse en torno de tan trágico y desgraciado suceso que ha enlutado a los ecuatorianos.

Mientras la policía sigue la cuerda de las investigaciones –el posible autor material también murió horas después, volviéndose mucho más complejo conocer el origen exacto del crimen–, las variables políticas surgen por montones, muchas de ellas describiendo una relación entre la penetración del narcotráfico en los ámbitos del Estado ecuatoriano –ya se habla de un narcoestado– y una extraña alianza con sectores que, a cualquier precio, buscan mantener el statu quo en el país.

La realidad nos dice que Ecuador, con 17.8 millones de habitantes, vive una de las etapas más violentas en su historia reciente y que, volviéndose incontenible, es decir, un Estado sin capacidad para detener la amenaza de que pudieran sobrevenir momentos de barbarie y anarquía. A estas alturas de la conmocionada vida ecuatoriana la amenaza de que el Estado quede jaqueado no se ve realmente como una posibilidad remota.

Frente a ello, ha sido acertada la decisión del presidente, Guillermo Lasso, de anunciar que por ningún motivo las elecciones serán canceladas. Creo que mostraría a un Estado y a su gobierno totalmente débiles y vulnerables frente a la violencia con signos de volverse estructural.

El gobierno de Lasso, más allá de soportar una oposición realmente intolerante, no ha sido lo que muchos esperaban de un banquero, casi siempre exitoso y cuyo perfil había generado confianza en la ciudadanía que decidió darle su voto, esperando que los éxitos personales o privados que había conseguido, se tradujeran en acertados procesos políticos en la gestión pública en provecho de toda la población ecuatoriana. La ciudadanía tampoco espera nada del expresidente Rafael Correa, para muchos ecuatorianos, el verdadero causante del creciente hartazgo social.

Desde el realismo político, lo único cierto es que la muerte de Villavicencio, producirá detrimento de algunos sectores políticos, pero también los beneficios de otros, pudiéndose configurar en estas circunstancias luctuosas, la fría frase de que nadie sabe para quien trabaja. Veremos cómo viene el proceso de elecciones que está ad portas.

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