El malabarismo que le toca al ministro Burneo

El titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) siempre ha jugado el rol de factótum de los gobiernos. Tiene injerencia no solo en las decisiones presupuestales de los ministerios, organismos reguladores, gobiernos regionales y locales; sino también en la gestión de entidades y empresas: preside Proinversión, maneja ONP -pensiones-, Fonafe -35 empresas estatales-, y tiene influencia en los directorios de Petroperú, SMV -mercado de valores- y Cofide -banca estatal de segundo piso-.

El ministro tiene que ganarse el respaldo para no perder el control; no solo en el Ejecutivo, sino de los otros poderes del Estado, de los gremios empresariales y medios de comunicación. Hay pugnas desde todos los frentes, que debe saber capearlas, más aún en este gobierno donde la presión desde el interior es fortísima, el populismo acecha a tiempo completo.

El ministro anterior, Óscar Graham, fue pasado por encima por los ministros de Trabajo, que casi han eliminado la tercerización laboral y han retornado a los años 70 en normativa de la sindicalización. De otro lado, el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez, se había convertido en el titular de facto del MEF, con la disminución del IGV de restaurantes y hoteles, de imponer un impuesto a los juegos de azar en línea y anunciar el lanzamiento de un nuevo programa de financiamiento -Reactiva III- a pesar de que en los programas anteriores -Reactiva I y II-, los deudores ya han sido beneficiados con prórrogas.

El actual ministro, Kurt Burneo, ha salido oportunamente a enfrentar públicamente al ministro Sánchez, no solo desmintiendo el Reactiva III, sino criticando la disminución del IGV. De hecho, se ha abierto un frente interno que cuenta con respaldo de cierto sector empresarial que tendrá que manejar, más aún cuando el enfrentado es parte de los escuderos de Pedro Castillo. Burneo tendrá que hacer de equilibrista en régimen 24x7, para enfrentar los enemigos al interior del régimen, de convencer al mercado que el viceministro de Hacienda que ha nombrado será celoso guardián de la caja fiscal, que su apuesta de la reactivación de la inversión pública funciona y que Proinversión saldrá del estado catatónico en que se encuentra. Difícil tarea le espera.

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