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El marxismo latinoamericano se recompone

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Fecha Publicación: 01/11/2019 - 22:20
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Lo que hoy ocurre en Latinoamérica es un putch, ejecutado por la izquierda regional liderada por Cuba, organizada por Venezuela y coordinada por el Foro de Sao Paulo con la simpatía del antinorteamericanismo chino y ruso. Es una clarísima respuesta a la campaña contra la tiranía chavista en Venezuela que hilvanara el Grupo de Lima -a la cual se sumó en un momento Washington- siendo la parte más álgida de esta muestra continental de repudio al totalitarismo el amago de una intervención norteamericana -inclusive a nivel militar-, la cual de un momento a otro e inexplicablemente se desvaneció. Una típica demostración de fuerza marxista, contraria a las tradicionales amenazas por parte de Occidente que siempre queda en palabrería hueca y ultimatums fanfarrones. La izquierda golpea a fondo sin avisar, mientras tanto sus oponentes exteriorizan sus pataletas con advertencias e intimidaciones que acaban siendo únicamente bravatas.

Este pudiese ser el momento del marxismo regional para lograr aquella cincuentenaria aspiración del tirano asesino Fidel de comunizar América Latina. Recordemos que primero fue vía una “guerrilla armada” que lideraba el “Che” Guevara. Fracasó. La siguiente fue robándole el dinero del pueblo venezolano -en pareja con impresentable Chávez- para comprar a politicastros latinoamericanos como Kirchner, Humala, Correa, Morales, etc. Pero en esta tercera ocasión –muerto el chacal Fidel y vivo su hermano Raúl, también asesino-, el marxismo sudaca apuntaría bastante más alto porque ya no pretende seguir intentando y fracasando. Ahora la cosa pareciera que va en serio. El bloque de sucesivos, simultáneos hechos en América del Sur –violentísimas protestas ciudadanas reclamando alzas de combustible o subida del pasaje del Metro- demuestra claramente que responden a un esquema bien planeado y mejor ejecutado. El estallido en Chile fue casi copia y calco de lo ocurrido en Ecuador.

La diferencia quizá estribe en que el bastión más aguerrido de la izquierda continental radica en Chile, donde pese a que la situación socioeconómica es la mejor del subcontinente –existe desigualdad, sin duda; no obstante los niveles de ésta han venido bajando sostenidamente desde hace tres décadas- resultan innegables las preferencias populares por la grita izquierdista de la “redistribución equitativa”. Y cuando la economía deja de crecer al ritmo que tiene acostumbrado Chile –como en estos momentos, cuando el precio de los minerales es a la baja- entonces cualquier desmejora en el bolsillo de los ciudadanos se convierte en dinamita. De otro lado, en Bolivia, la gente está acostumbrada a su condición de país mediterráneo, con evidentes desventajas frente a sus vecinos. Por eso la pradera se incendia rápidamente cuando de reclamo marítimo se trata. Pero si bien una buena parte de la sociedad está hastiada de Evo Morales –gobernaría por quinta vez, si como todo indica, la desacreditada OEA santificaría el fraude de Evo Morales- la saturación pública no da para orquestar asonadas semejantes a las de Ecuador y Chile. Finalmente, los rojos sudacas pueden celebrar que Argentina es nuevamente chavista, y que en el Perú la izquierda ha dado un golpe aún incompleto. ¡Aunque con mucho potencial!