El Muro de Pink Floyd
T he Wall , de Pink Floyd, el álbum doble más vendido en la historia del rock y una de las obras maestras de la banda británica, cumple 40 años desde su lanzamiento, el 30 de noviembre de 1979. Si bien anteriormente hubo otros álbumes conceptuales llevados al cine, como el paradigmático Tommy de los Who, lo distintivo de The Wall es que la versión fílmica mantuvo, con ligeras modificaciones, el sonido y orden del álbum original, el cual narra la historia de Pink, alter-ego de Roger Waters, pero también representación crítica del ‘rock-star’. Curiosamente, a semejanza de Tommy, Pink también debe llevar a las espaldas la muerte del padre producto de la Segunda Guerra Mundial, así como la ambivalencia en relación con sus afectos a la madre. Sin embargo, el disco de Pink Floyd mantiene un discurso mucho más político frente al esta blishment. El Muro (“The Wall”) es una alegoría de una serie de instituciones/represiones que están en la base de la sociedad y que Pink debe derrumbar para liberarse. La primera es la institución educativa, crítica que se puede apreciar en “The happiest days of our lives” pero sobre todo en la emblemática “Another brick in the Wall”, en la cual un coro de niños advierte que no necesitan educación ni control. En contrapartida a esta postura anarquista, la evolución de Pink pasa desde el nihilismo narcisista y el consumo de drogas, hasta la encarnación del neofascismo y la enajenación de las masas (summum musical de esto último es “Run to hill”). Todos estos aspectos están magistralmente representados en la película de Alan Parker, no solo por la sobria actuación de Bob Geldof (ex líder de The Boomtown Rats) sino por los dibujos animados surrealistas de Gerald Scarfe, que recrean toda la angustia y violencia interna del mundo donde habita el personaje pinkfloydiano. Como se escucha en la canción “Confortably numb”: “El niño ha crecido,/ el sueño ha desaparecido./ Y yo... me he vuelto confortablemente insensible.”