El muyuchi, una delicia monumental
Cuando usted visite la bella y señorial ciudad de Huamanga lo que primero le cautiva, aunque usted no lo crea, es un delicioso manjar: el muyuchi, un helado tradicional cuya receta perdura en el tiempo. Esta receta tiene larga data, es antiquísima. Cuentan que las familias aristocráticas enviaban a sus sirvientes hacia el nevado de Razuhuillca desde donde traían en acémilas bloques de hielo cubiertos de ichu, para que prepararan en Huamanga el rico postre que inicialmente era para el disfrute solo de las familias “pudientes”. El “bendito hielo” se mantenía a buen recaudo para que permitiera la preparación final. La receta siempre se mantuvo en secreto, de lo único que se sabía es que se añadía leche fresca, maní tostado y molido, y una pizca de coco rallado.
Felizmente, con el pasar de los tiempos esto cambió. Hoy todos disfrutan del muyuchi. La receta es la misma: esta mezcla algo viscosa se vierte en una olla en la que hay que darle con mucho cariño movimientos circulares, cantándole en silencio románticas melodías y a veces alegres carnavalitos. El muyuchi lo sirven en una pequeña copa la que adornan con una pizca de ayrampo, la que le da un toque especial.
Saborearlo es el inicio de una ceremonia sin final, un rito del que es imposible desprenderse. Esta solemne ceremonia se materializa cuando el seductor y original sabor del muyuchi se apodera del paladar de quien lo prueba, es ese pues el inicio de un viaje por mundos llenos de las sensaciones más agradables. El resultado final es un poema con mensaje duradero en los paladares de los ayacuchanos y de todos quienes lo prueban. Los huamanguinos exclaman: “Ay, qué rico es el muyuchi, tan rico como el cuchi cuchi”, a ellos les doy toda la razón.
Felizmente, la tradición continúa. Nuestras hermosas y alegres huamanguinas, a quienes con cariño llamamos “muyucheras”, trabajan incansablemente ofreciéndonos con mucha imaginación y sabiduría el irresistible manjar que es una delicia monumental. A ellas las encontramos todos los días, con la sonrisa fresca y contagiante, debajo de los arcos, cerquita a los portales del bellísimo parque Sucre, sin importar estación, temporada u hora. Ellas son celosas guardianas de cada detalle para que la tradición continúe.
La próxima vez que usted visite la ciudad de las treinta y tres iglesias por ningún motivo deje de probar el muyuchi. Su exquisita fragancia condensa la rica tradición del arte de la heladería de nuestros pueblos del Ande. El muyuchi es único y es patrimonio de Ayacucho y del Perú.
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