El nuevo ADN del perfil electoral
Según la última encuesta de Ipsos sobre intención de voto (julio 2025), Keiko Fujimori obtendría 9 %, Rafael López Aliaga 7 %, Carlos Álvarez 6 %, y empatados con 2 % estarían Phillip Butters, Arturo Fernández, Alfredo Barnechea, Alfonso López Chau, César Acuña, Yonhy Lescano y Rafael Belaunde. Otros candidatos sumarían un 14 %, blanco y viciado un 37 % y un 13 % de indecisos no precisa por quién votará.
Si bien aún es prematuro sacar conclusiones definitivas de lo que será la contienda electoral, sí podríamos decir que la “centro derecha” y “derecha” superarían el 30 % de la intención de voto, mientras que la “izquierda” no tendría aún candidatos visibles como alternativas de gobierno. La encuesta citada, por cierto, realizada con tarjeta en mano mencionando los nombres de potenciales candidatos, podría presentar un error muestral si no recogiera la representación adecuada de las macrorregiones que hoy dibujan el territorio nacional.
Otra idea a la que también podríamos llegar es que los potenciales candidatos de derecha comienzan a mostrar los primeros signos de una precarización en las preferencias. Estas comienzan a dañarse unas a otras por su alta exposición mediática con tanto tiempo de antelación al proceso electoral. El riesgo es que este autoaniquilamiento anticipado permita que nuevos rostros cosechen a su favor, y sean candidatos de “centro izquierda” o “izquierda” los grandes beneficiados.
Lo cierto es que adelantar la campaña en estas encuestas visibiliza que categorías como “derecha” e “izquierda” serían obsoletas para captar el interés del votante promedio y mayoritario. La ideología y el desarrollo tecnocrático o programático de sus planes de gobierno no son atractivos para tomar decisiones electorales. Hoy, categorías como outfit, preferencias gastronómicas, musicales, culturales o deportivas son mucho más seductoras que las ideas políticas, y pueden aniquilar en segundos ideas conservadoras o progresistas.
Lamentablemente, la clase política que pretende tomar el poder en el nuevo ciclo gubernamental presenta grandes dificultades para tener una nueva lectura de la realidad social peruana, y no actualiza con inteligencia sus propuestas de campaña.
Hoy, más que nunca, los 43 partidos que participarán en la campaña electoral deben hacer investigaciones cualitativas a profundidad sobre las preferencias del nuevo elector. Los perfiles que se requieren seducir no pueden limitarse a una lectura de niveles socioeconómicos. Debemos investigar qué factores movilizan realmente los “llamados a la acción” de los nuevos peruanos, identificando perfiles psicográficos post pandemia y hegemónicamente “informales” e “ilegales”. Estas características serán definitorias al momento de votar.
La nueva confianza ciudadana no descansa más en apuestas ideológicas, sino en propuestas que ofrezcan soluciones concretas, inmediatas, y muestren claramente una línea de carrera que permita el ascenso económico y social de los nuevos peruanos.
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