El odio a Fujimori los une
La reciente resolución del Tribunal Constitucional que libera a Alberto Fujimori ha puesto en evidencia el profundo odio y saña de los filocomunistas contra el fujimorismo.
La izquierda radical y la izquierda caviar que enfrentan una lucha sin cuartel para tomar el control del gobierno, han hecho una tregua momentánea para liderar la protesta contra la decisión de la máxima instancia judicial del Perú y ahora juntos apelan indignados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Estos líderes políticos que antes lavaban banderas contra la corrupción, hoy ni se inmutan y mantienen un cómplice silencio frente a las denuncias conocidas en ocho meses de este gobierno del que hoy participan y se benefician de sus cuotas de poder. Ellos han sido los primeros en convocar la protesta y salir a las calles en una raleada marcha que la prensa caviar ha tratado de magnificar sin éxito.
Parece increíble que, en un momento tan difícil para nuestro país, las propuestas de unirnos, conciliar, perdonar, son sólo parte del “floro” de quienes por conveniencia promueven el enfrentamiento y la confrontación, exacerbando en base a mentiras el odio y la división entre peruanos.
La férrea oposición a la liberación de Fujimori por parte de los grupos radicales dentro de la izquierda peruana es una muestra que después de dos décadas aún tienen la herida abierta contra el presidente que en su gobierno acabó con el terrorismo enfrentándolo con la firmeza y fuerza que le exigíamos los peruanos.
Muchos de los que hoy vemos en redes sociales indignados oponiéndose a su libertad, aún no habían nacido o eran niños cuando sus padres y millones de peruanos sufríamos la destrucción, zozobra e inseguridad que generaba la subversión. Ellos no vivieron esa cruda realidad que los libros de historia ocultaron, los profesores en los colegios enseñaron con medias verdades y distorsionaron la forma como se enfrentó. Han vivido engañados toda su vida.
El presidente Fujimori no ha sido sentenciado por delitos de lesa humanidad, por lo que fue inaudito que la Corte Interamericana de Derechos Humanos se pronunciase en contra del irreversible indulto presidencial otorgado por PPK.
Ni la decisión del Tribunal Constitucional que antes avaló la disolución fáctica del Congreso, conseguida con mayoría “colorada” en el tribunal de la señora Ledesma, había sido tan controvertida como ésta que por fin ha hecho justicia al dar la razón a quienes siempre objetaron la instancia que anuló el indulto al presidente Fujimori.
En nuestro país todo se puede estar incendiando, pero lamentablemente lo único que ahora parece importarles a los odiadores es que Alberto Fujimori no quede en libertad y muera en prisión, como perversamente siempre soñaron los que simpatizan con el terror y la subversión.
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