El orgullo de ser peruanos
La peruanidad, tanto como la nacionalidad, es fundamentalmente un atributo de personas, que estimula en ellas el sentimiento de pertenencia a una patria. Esto trasciende lo formal, como podría ser un acto de declaración de independencia. El patriotismo es un sublime sentimiento de orgullo para la preservación de valores supremos que se viven en diversas etapas de la historia
Para fomentar el prestigio de una nación, puede resultar útil además de fortalecer instituciones, el evocar a las personas que conformaron la nación peruana antes y después de este trascendental acto simbólico que se realizó en 1821, y que conmemoramos en el día 28 julio cada año. Un aspecto importante en todo este proceso de formación de una conciencia nacional, lo representa la comunicación de ideas e ideales. Para esto, como en todas partes del mundo, ha jugado un papel primordial la historia. Es entonces indispensable reflexionar sobre el Perú como realidad histórica conformada por varias culturas. Por ello importa rescatar el pasado precolombino, y atender, en base a su viva y dolorosa herencia, la problemática presente, a fin de lograr un camino integrador hacia el futuro.
En la vasta obra de Víctor Andrés Belaunde sobre la peruanidad podemos encontrar acertadas afirmaciones como “La cuestión social del Perú es la cuestión indígena; ningún pueblo puede renunciar a su destino y el del Perú es resolverla cualesquiera sean los obstáculos y los sacrificios que haya que hacer para vencerlos”. O también “Esto es lo que nos proponemos respecto de la peruanidad al definirla: buscar su realidad y su ideal; describir los elementos que la constituyen y precisar en lo posible su vocación y su destino. La Patria es espíritu, y el espíritu es memoria y es destino.”
En política internacional hay que medirse con las prácticas que realizan otros países. Es conocido -lo cito como ejemplo- que la nación alemana se caracteriza por los logros de grandes hombres. Celebramos este año el 250 aniversario de Beethoven. El año pasado conmemoramos a Alexander von Humboldt. Lo hicimos antes recordando a Gutenberg, Lutero, Kant, Porsche, Benz, Goethe, Grass, Weber, Beckenbauer y tantos otros que han destacado en los más distintos campos. En Alemania se honra principalmente a las personas, aún más que sus realizaciones.
Países como Suiza, que no tienen mayores guerras ni héroes, los inventan: como es el caso de Guillermo Tell, una figura del escritor alemán Friedrich Schiller, adoptada por el prestigio de la Confederación Helvética.
El prestigio de un país entonces puede medirse en la suma de éxitos de sus habitantes. En este sentido, resulta de interés comprobar que muchos de los peruanos más nombrados en el exterior han ganado prestigio con un pasaporte que no es peruano.
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