El pacto conservador

El pacto conservador, que permitió presidir durante dos años la Mesa Directiva del Congreso a representantes de las fuerzas mercantilistas del país, este tercer año se quita la careta, evita el camuflaje, y asume un protagonismo que, aunque asuste a algunos, consolida en realidad la actual institucionalidad política del país.

¡Me explico! Viendo las dos listas que mañana definirían la nueva presidencia del Congreso, la candidatura de Alejandro Soto Reyes representa a los tres partidos políticos con mayor presencia y cobertura en el país: Alianza por el Progreso, Fuerza Popular y Perú Libre, siendo éstos además los partidos que mayor inversión de presupuesto público tienen y tendrán, a través de ONPE, los próximos tres años.

La candidatura de Luis Ángel Aragón, por el contrario, representaría a organizaciones débiles, inorgánicas y acusadas recientemente de complicidad con la corrupción, e incluso de promover intereses de la economía ilegal, el mayor enemigo de la institucionalidad democrática.

La batalla de mañana enfrentará a Formales versus Ilegales. Al medio, como siempre, se ubica un conjunto de representantes informales que terminarán inclinando la balanza según los términos que negocien con cada uno de los bloques electorales ya definidos en las listas que, hasta el momento en que redacto estas líneas, fueron presentadas.

Lo cierto es que el pacto conservador de las viejas izquierdas y derechas (utilizar estas categorías son obsoletas sociológicamente, por cierto, y no reflejan un análisis científico sino un uso didáctico para mejor divulgación) continúa definiendo el destino del país tras el triunfo y caída del expresidente Castillo y el ascenso de la aún presidenta Boluarte.

Los progresistas, categoría que en el Perú no hace referencia a grupos de avanzada o innovadores, sino también a grupos tradicionales, están casi desaparecidos del campo de batalla congresal, que es el escenario real donde se enfrentan los contendores políticos. Como ya lo habíamos adelantado semanas atrás en análisis previos, en este nuevo ciclo político que caracteriza la escena contemporánea, serán los extremos quienes definirán las nuevas reglas del juego político, social y económico. Quienes estén al medio difícilmente seducirán a los votantes.

Esta será la nueva realidad que enfrentarán los actores empresariales y sociales. Si mañana vence la lista de Soto, tendremos un Congreso más afín al premier Otárola, lo que dejará en desventaja a los hermanos Boluarte. Si vence la lista de Aragón, quienes tendrán mayor afinidad con el nuevo presidente del Congreso serán los hermanos Boluarte, dejando casi fuera del nuevo gabinete al premier Otárola.

Así de decisiva será esta contienda electoral en el parlamento. ¿Imaginan cómo habrá sentido la presidenta de la república el último golpe dado por su excolaboradora Rosa Gutiérrez, quien denunció este domingo el encubrimiento de actores corruptos en EsSalud, poniendo al descubierto una posible organización criminal para delinquir que comprometería al secretario general y al jefe de gabinete del mismísimo Palacio de Gobierno? Así las cosas en el Congreso, a horas del proceso electoral… ¿Qué sucederá?

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