El país que preparamos para nuestros hijos

Hoy es un día muy especial para mí, quisiera compartirles la llegada de mi hijo, Ricardo Aurelio, ha nacido ayer 11 de enero llenando nuestro hogar de felicidad; mi esposa y yo lo hemos esperado con todo el amor del mundo... Gracias a Dios por esta bendición y a ti, amor, por este hermoso bebé. Su llegada es una inyección de motivación enorme para seguir creciendo, pero también es una invitación a reflexionar... ¿qué país le vamos a dejar a nuestros hijos?

Yo nací en 1988, año en el que se empezaba a cocinar el proceso agónico de cambios en nuestro país, año en el que la economía finalmente colapsó, donde hablar de dólar paralelo era muy normal y donde finalmente el inti empezó a ver su fin como moneda oficial del Perú... nací en un año donde realmente los adultos de la época vivían una realidad socio económica convulsionada y sin miras de progreso, eran los últimos momentos de un gobierno con tintes de izquierda populista desbordada, algo muy parecido a lo que empezamos a ver hoy.

Tengo la suerte de tener a mi papá conmigo, como he dicho en otras ocasiones, mi padre es un empresario de aquellos que se hicieron con mucho esfuerzo, es de la generación que tuvo que sacar adelante una familia en un país con terrorismo, con cambios de moneda, con inflación por los cielos y literalmente todo adverso; mi padre es de esa generación que sí valora la estabilidad social y económica que, al margen de la clase política, se forjó en los 90; años que yo denomino como “la década de la explosión empresarial en el Perú”. Es muy importante conversar con personas que han vivido este proceso de cambio, quienes hoy estén entre los 55 y 70 años de edad, muchos de ellos probablemente estaban empezando a formar una familia y tenían como prioridad crear un futuro sólido para sus hijos; señores, el país que tenemos hoy (millones de veces mejor que el Perú de los 80) no es gracias a los gobiernos de turno, sino al esfuerzo y aspiración de cada hombre y mujer que quiso buscar algo mejor para sus hijos; el gran problema con nuestra generación es que hemos nacido con una sensación a seguridad, estabilidad, mejores oportunidades... y lo damos por garantizado cuando no es así.

Trabajemos por un país con libertad, donde nosotros mismos seamos los responsables de la economía de nuestras familias, no el gobierno de turno, un país donde nuestros hijos entiendan que todo se gana con esfuerzo y las cosas se buscan, no se espera sentado a que nos las den (políticas populistas); ¡preparemos para nuestros hijos un país con ecosistema emprendedor!

Ricardito, ¡bienvenido al mundo! Para ti, para Carlos Mateo (tu hermanito) y quienes vengan, veré de hacer lo que esté en mis manos para que crezcan en un país mejor al que yo conocí.

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