El pantano del Déficit Fiscal
Es muy fácil caer en déficit fiscal, pero muy difícil salir de él, como en un pantano. Se requiere una visión clara y determinación y mucha disciplina. Para el común de nosotros el déficit fiscal es un número qué pensamos que poco nos va a afectar, los congresistas que viven en otra realidad y algunos periodistas pretenden convencernos de que “si hay plata en el estado” incluso hace algunos años alguien me dijo que el déficit no era problema que había que “maquillarlo”. Pero los déficits deben ser cubiertos, porque los pagamos todos, ya sea con reducción de gasto o mejora en los ingresos y si eso no alcanza la diferencia se cubre con deuda que tendremos que pagar o con inflación como fue en los 80 en el Perú o más recientemente en la Argentina de los Kirchner. En todo caso por angas o por mangas el común de los peruanos paga el déficit fiscal.
Terminamos el 2023 con un déficit fiscal de 2.8% del PBI rompiendo la regla fiscal de 2.4% por primera vez en 22 años. Adicionalmente el Ministro de Economía anterior y los irresponsables en el Congreso nos dejaron un presupuesto para el 2024 de S/ 241,000 millones, 12% mayor que el del 23 calculado con ingresos irreales y el gasto corriente inflado por las desbocadas iniciativas del Congreso. Los resultados ya los estamos viendo a febrero, con ingresos fiscales acumulados del año de S/ 34,667 millones, solo 3% más que el 2023 mientras los gastos llegan a S/29,731 millones, 11.4% más que en el 2023 y los intereses de la deuda llegan a S/ 6,166 millones, 10.4% más que en el 2023. El superávit primario acumulado ya desapareció, y el déficit anualizado para el 2024 llegaría a 3% del PBI largamente por encima de la meta fiscal de 2%.
Hizo bien el Ministro Arista en dar el DU 006-2024 que limita gastos para asegurar la sostenibilidad fiscal. Lo más saltante es limitar el gasto total del 2024 al devengado en el 2023, pero además se limitan gastos en temas de menor cuantía pero que dan claras señales de austeridad, como limitar los gastos de telefonía celular, viajes, y uniformes, publicidad, combustible y compra de vehículos, seminarios y las consabidas consultorías. Hace años que no se veía un decreto de austeridad tan completo, a diferencia de los ministros Humalistas y sus sucesores que nunca se atrevieron. Sí, en este contexto discrepo del salvataje a ese barril sin fondo que es Petroperú.
Todavía quedan más medidas a la mano del MEF. Por el lado de los ingresos no es conveniente subir las tasas de impuestos, pero sí seguir ampliando la base tributaria con la factura electrónica y la bancarización, e incorporar grandes bolsones de informalidad como la minería permitiendo a los bancos comprar oro y controlando a las plantas procesadoras de cobre y plata informales entre otras. No cabe duda de que los altos precios del cobre y oro ayudarán a los ingresos fiscales en el 2024. Por el lado del gasto el ministro y su viceministro de Hacienda deben ser duros e inflexibles con el gasto público incluyendo las OPD, y restringiendo el gasto corriente y priorizando la inversión pública para reactivar la economía.
Comentario aparte amerita la última barbaridad del Congreso de autorizar otro retiro de las AFP que será “ pan para hoy y hambre para mañana” para los pensionistas y además matará el mercado de capitales y la posibilidad del Gobierno de financiarse en soles. La tenencia en bonos del Estado de las AFP hoy ha bajado 30% desde que empezaron los retiros, y la de los extranjeros 15% en la medida que se deterioró nuestro grado de inversión en los últimos años, entre otras cosas por los retiros injustificados de los fondos de pensiones. ¡Estamos advertidos!
Por Ismael Benavides
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