El partido de verdad
Vengo viendo fútbol hace 50 años y claro que da pena que Perú pierda una oportunidad de ir a un mundial. He visto jugar a nuestra selección en cuatro mundiales (1970, 1978, 1982 y 2018) y jamás el fútbol peruano mejoró algo yendo a las citas mundialistas (el país tampoco por si acaso), es más, se crearon espejismos de un fútbol que nunca fue ni grande, ni mejor, ni más competitivo. Toca a los que peinamos canas poner las cosas en su sitio y llamar al orden, sobre todo a la gente muy joven o poco futbolera que cree que no ir a un mundial es poco menos que el fin del mundo. NO, no lo es. Me atrevería a afirmar, como muchos ya lo están diciendo, que de pronto lo mejor que le pudo pasar al Perú es haber perdido con Australia, así se acaba esta suerte de estupidez colectiva que tenía embobado a casi todo un país con que el “Bambino”, que “Cuevita y su carrito” o el “Orejita y su mamá” y la consabida huachafería “la mejor hinchada del mundo”.
Dicho todo ello, no debemos escatimar nuestro agradecimiento para con Juan Carlos Oblitas, Ricardo Gareca, el comando técnico y todos los jugadores -sin excepción- que han hecho magia llegando hasta donde lo han hecho con lo que teníamos. Si se quedan o se van, ya se verá… no es el momento, la pelota está caliente todavía. Y… Advíncula, tranquilo, no necesitas ninguna vida para resarcirte ante nadie…solo perdiste un partido de fútbol, sigue jugando que lo haces muy bien. Qatar no será el último mundial que se juegue por si acaso. Australia ya eliminó a una potencia mundial como Uruguay para Alemania 2006, cuatro años después en Sudáfrica 2010 los charrúas se ubicarían entre los cuatro mejores del mundo. Italia, tetracampeón del mundo, acaba de ser eliminada por un país que no estaba en el radar de nadie y para nada: Macedonia del Norte. Y el mundo sigue girando.
Por ahora, solo queda pasar el trago amargo, seguir adelante y prepararnos para que el fútbol peruano no sea tan solo una ilusión cada cuatro años, sino tenga la consistencia que da la de ser una actividad sostenible y profesional y a prepararse para todas las demás competiciones que se avecinan, incluidas las eliminatorias para el próximo mundial. Ahora debemos enfocarnos en ganar un partido de verdad, uno donde se juega el destino de nuestra patria, el futuro de nuestros hijos y nietos y ese sí, no debemos perderlo de ninguna manera. No me cansaré de repetirlo: concentrémonos en sacar a esta banda de maleantes que no solo está destrozando el Perú… sino burlándose de todos en nuestra cara pelada.
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