El perro es grande
Tras obtener la confianza del Congreso el jueves pasado, el Gabinete Adrianzén nos transmite, a través de su discurso, la percepción de que, pese a la presencia del “perro grande” de la inseguridad ciudadana, la pobreza y la corrupción, no existe una confrontación directa ni un esfuerzo por un cambio sustancial. Al solicitar facultades legislativas por 90 días, Adrianzén repite una estrategia ya utilizada dos veces, sin detallar los beneficios de las 33 normas expedidas en 2023 –la última ocasión–. Desde una perspectiva amplia, las medidas anunciadas por Adrianzén parecen carecer de una articulación efectiva para impulsar una reactivación que transforme significativamente la situación actual, ya que se basan en leyes en lugar de acciones concretas. No obstante, existen aspectos destacables que deberían priorizarse para reactivar la economía: 1) Implementación de un riguroso plan de austeridad que reduzca el gasto público, 2) Generación de 4,600 millones de dólares mediante la activación de siete proyectos mineros y 3) Relanzamiento del Plan de Competitividad y Productividad, crucial para fortalecer la economía a largo plazo mediante la modernización de la infraestructura.
La magnitud del problema se refleja en los bajos niveles de confianza y aprobación del gobierno. A pesar de ser obvio, el discurso del Primer Ministro fue criticado por diversos analistas como repetitivo y poco ambicioso. Dichas críticas adquieren peso al notar que, entre las primeras objeciones al plan de austeridad, resalta el crédito adicional de 50 millones de dólares otorgado por el Gobierno al Congreso para 2024. Asimismo, el permiso concedido por el MEF para que la Municipalidad de Lima aumente su endeudamiento hasta 3.5 veces sus ingresos. A pesar de las advertencias del Consejo Fiscal, de que este trato excepcional puede erosiona la capacidad del gobierno para negociar con las numerosas dependencias subnacionales en busca de mayor presupuesto, y más grave aún, traería problemas para cumplir la regla fiscal.
Por otro lado, la captación de inversiones para sector minero es fundamental. Nuestro potencial es indiscutiblemente uno de los mayores del mundo, sin embargo, se ve el obstáculo por la burocracia y conflictos sin garantías. Se podría decir que, el sector portuario, “perro grande” ha mordido a los inversionistas del Puerto de Chanchay antes de que entren a la casa. La imprudencia de la Autoridad Portuaria Nacional (APN) ha minado la confianza de los inversores internacionales privados, especialmente en el caso del Puerto de Chancay, donde la falta de coordinación previa entre instituciones ha derivado en postergaciones de inversiones significativas, lo que afecta la percepción y decisiones de los inversores, incluso en el sector minero.
Finalmente, el relanzamiento del Plan de Competitividad y Productividad es impostergable, habiéndose avanzado apenas un 40%. El amplio desafío de la inseguridad y la extorsión que afectan a numerosos MYPES en todo el país es alarmante. Ismael Benavides nos recordó cómo hemos descendido más del 100% desde 2011 en el ranking del Banco Mundial sobre la facilidad para hacer negocios “easy of doing business”.
Aunque este ranking es preciso en sus métricas, uno de los aspectos destacados en el discurso de Adrianzén es el fortalecimiento del Tribunal Fiscal, esperando que esto contribuya a disminuir la carga procesal y no a ajustar cuentas con un enfoque persecutorio hacia el sector privado, tal como ha estado sucediendo con SUNAT.
La comunicación gubernamental en el discurso invita a reflexionar si se está justificando la tendencia de los medios de comunicación a destacar la magnitud del reto, en lugar de concentrarse en las soluciones y avances. Es decir, se sigue incidiendo en lo enorme que es perro, y no a quienes mordió.
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