El Perú camino al despeñadero (I)
A riesgo de parecer tercamente insistente, viendo que del lado al que le corresponde poner una solución inmediata al problema, el Congreso de la República, no surge atisbo siquiera de alguna reacción para enfrentar el problema y su causa, al punto que parece que sus integrantes están sumidos en el sopor o letargo causado por algún maleficio como en los cuentos infantiles, seguiré expresando mi rechazo y protesta respecto de los nuevos casos de corrupción que se descubren cada día, semana tras semana, y que vinculan directamente a Palacio de Gobierno y al entorno más cercano, últimamente los familiares que integran su núcleo más íntimo.
Lo más preocupante es que este grupo de advenedizos, incapaces y presuntos corruptos que han tomado el Poder Ejecutivo, y por lo tanto el manejo del dinero del Estado, de la decisión sobre contrataciones millonarias y sobre el ingreso de cientos de miles de personas en el aparato estatal, así como del uso de la fuerza que es exclusiva y excluyente por parte del Estado a través de la Fuerza Armada y la Policía Nacional, no solo se dedican a arrasar con todo lo que encuentran destinándolo a su propio beneficio, sino que a la vez siguen sin pausa un plan definido para carcomer el aparato productivo del país y penetrar y apoderarse de diversas instituciones.
El 23 de febrero último la entonces ministra de Trabajo y Promoción del Empleo, sí aquella que parece solía recibir a Pedro Castillo en su casa a altas horas de la noche y con el mismo disimulo visto en Sarratea, logró que el ocupante precario de Palacio de Gobierno le firme el Decreto Supremo N° 001-2022-TR, con el cual se trae abajo la Tercerización, mecanismo que ha permitido desarrollar especialización de ciertas empresas para hacerse cargo de actividades no principales en otras y así generar decenas de miles de puestos de trabajo, amparados por la legislación laboral. Bajo la excusa de que se desnaturaliza tal mecanismo, lo que en caso suceda (y seguro sucede, sin el tremendismo y generalización que se alega), debe ser fiscalizado y resuelto por Sunafil, adscrito al sector Trabajo, se ha aprobado normas que significarán desde agosto próximo masivo desempleo.
Cabe agregar que ese decreto supremo se firmó y publicó el mismo día 23, en edición oficial del El Peruano casi al alba del día 24. ¡Envidiable productividad nocturna!
Lamentablemente, hasta hoy, los ministros de los sectores que lidiarán con las consecuencias, Economía y Finanzas y Energía y Minas, guardan cómplice silencio.
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