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El Perú marcha hacia una guerra civil

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Fecha Publicación: 25/08/2022 - 22:10
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El Perú marcha hacia una guerra civil, porque Pedro Castillo ha convertido a nuestro sistema político en un nudo gordiano. He ahí la hipótesis causal de este artículo. Como el rey griego Gordias, Castillo tiene el origen rural, pero fundamentalmente la tiranía del nudo. Es así: la estructura y el proceso de la política peruana han devenido en los cabos de un nudo que no se puede desatar, o resolver, con la propia lógica constitucional de la política. Para mí, el giro de lo disciplinario a lo bélico, convierte a Michel Foucault en un teórico de la guerra civil: enseña que la gramática de la política se hace exclusivamente binaria cuando está determinada por este tipo de guerra. Al punto que los gobernantes forman parte de uno de los bandos, y administran un lenguaje “de parte” y altamente violento. A este raciocinio responden los discursos vehementes del presidente de la República y del presidente del Consejo de Ministros. Repasemos las proclamas de guerra: el uno, en la puerta de palacio de gobierno: “Como ex rondero, y ahora presidente, debo decirles que las rondas en este gobierno tendrán su verdadero espacio. Vivan las rondas campesinas y urbanas… Tomaremos las decisiones nosotros, ya no… siendo respetuosos… Lo haremos con el pueblo…”; el otro, dentro de palacio: “Si ustedes, cada uno, con esa energía que tienen, con esa capacidad que tienen, con esa voluntad que tienen para defender sus intereses, los intereses de sus hijos y de los hijos de sus hijos, con esa voluntad trajeran a Lima cincuenta personas cada uno, los harían arrodillar a los golpistas. Si es necesario, con la propia vida. Aquí estamos”.

Para Foucault “La política es la guerra por otros medios”. Semejante inversión de Carl von Clausewitz es pertinente para el gobierno de Castillo, pues hace que todo proceso político sea asumido como una guerra permanente y que los tiempos de paz constituyan una paz falsa. A partir de la guerra es posible comprender nuestra política de estos días, pues ésta se ha convertido en estructurante de las acciones de nuestros actores individuales y colectivos. Seamos directos: Para Castillo, la guerra precede a la política. Estamos ad portas de una guerra civil de estructura binaria, no ternaria, en la cual existen dos grupos políticos y sociales enfrentados, con sus narrativas y con sus prácticas propias de la contrahistoria y de contextos de fuerza: supuestos “oficialistas” derrotados por quinientos años, y supuestos “golpistas”, antiguos vencedores históricos. No es posible la existencia de un tercer grupo, digamos neutral.

Foucault encuentra que la guerra produce el cambio del orden político. Castillo, inconscientemente, cree lo mismo. Nuestro filósofo, estudioso de la microfísica del poder, se ocupa de los hombres pequeñitos, de los sujetos diminutos, que como Gordias y Castillo llegan a gobernantes para instaurar ciudad como Gordio, o un gobierno ininteligible a nuestra tradición constitucional y republicana. El historiador Curcio Rufo cuenta que Alejandro Magno, enfrentado al reto del nudo gordiano, optó por un golpe de su espada, pues “Es lo mismo cortarlo que desatarlo”. El Perú de estos días marcha hacia una guerra civil, pero en ese entonces Alejandro marchó a una guerra para fundar occidente y cortar el nudo gordiano, o nudo político, como una forma de pensamiento lateral.

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