El Perú, un pueblo sin memoria y ni sanción
La peor tragedia que le pudo pasar a nuestro país no es el recuento de los interminables y patéticos episodios y desenlaces que seguimos viviendo como nación al comprobar impotentes que el uso y abuso del poder político continúa pudriendo al Perú con los tumores de la corrupción, que por cierto ya hizo metástasis a nivel del Gobierno Central, el Congreso y los Gobiernos Regionales y Locales.
Entonces, ¿cuál es la tragedia más grande que nos ha podido pasar como pueblo peruano?, es admitir que tenemos nuestra brújula moral atrofiada, que nuestra conciencia nacional está adormecida y estupidizada, que nos hemos convertido en un pueblo sin memoria y sin sanción, que somos un pueblo de cómplices, encubridores y coautores oficiosos de las tropelías que cometen en nombre del pueblo que dicen representar estos sátrapas que están en el poder, que pisotean con total impunidad y desprecio los sueños del pueblo peruano, que se burlan con absoluto descaro e insolencia de nuestra incapacidad de indignación ante la mugre del saqueo y el pillaje que ejecutan con total desparpajo estos “choros” miserables que nosotros llevamos a las instancias del poder.
Un botón de muestra: Martín Vizcarra, este personaje se burló del Perú, camufló su corrupción con el cinismo más grande que se ha conocido (Pilar Mazzeti, su ex ministra de Salud fue una de sus discípulas descaradas más representativa, otra que la sigue, F. Molinelli). Martín es un mitómano descarado, engañó vilmente al pueblo peruano y a su mujer y lo sigue haciendo, inexplicablemente aún hay olvidadizos que respaldan a este lagarto que huele a la mugre hedionda del desagüe en donde habita su conciencia.
Sin embargo, Vizcarra sabe que el Perú es un pueblo desmemoriado, sabe que el pellejo de su desparpajo reptilesco le permite presentarse con total cinismo y desvergüenza y coquetear con sus transgresiones de desleal, infiel y corrupto y lograr que no se le mueva un solo músculo de la cara que lo delate y así continuar mintiéndole al país.
Él hace mucho que padece de un tipo de “anemia” de integridad, honestidad y ética, su principal síntoma, “no tiene sangre en la cara”, él sabe que su formación política es fétida y nauseabunda, para eso tiene a caviares tan putrefactos como él, hay una cara dura que aprovechó muy bien con su marido, es RMP, estos caviares tienen la tarea más indigna y repugnante, lavarle la cara y el trasero a su reptil, estratégicamente cuando lo entrevistan se aseguran que caricaturice su identidad de lagarto y así pueda seguir impunemente devorándose la moral y la credibilidad del país. (lean el libro “El niño de las figuritas” de Richard Gallango, un relato del pasado moqueguano e indigno de Martín)
Este botón de muestra desnuda que somos un pueblo peruano de convicciones poco profundas, aún hay más de estos bribones, políticos, hombres y mujeres, que siguen ejerciendo su astuto y farsante proceder, saben que con un pueblo ignorante siempre será “papayita” salirse con la suya.
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