El Perú y el mundo
Hoy se darán cita en Lima los cancilleres y ministros del Interior de la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) para abordar –de manera “urgente”– la expansión del crimen organizado transnacional que cobró dramática visibilidad a través de los recientes sucesos de Guayaquil, los cuales trajeron como consecuencia la declaratoria de estado de excepción por parte del gobierno de Daniel Noboa.
La iniciativa de realizar este encuentro en nuestra capital correspondió al titular de Torre Tagle, Javier González-Olaechea, quien el viernes y desde Suiza (a donde acudió en representación del estado peruano para intervenir en el Foro Económico Mundial de Davos) destacó a través de RPP que el mismo tendrá un carácter resolutivo. Vale decir, se tomarán acuerdos concretos de cooperación para el combate a dicho flagelo bajo los mecanismos vigentes de tal grupo, prescindiendo de las expresiones meramente declarativas o líricas.
Lo más importante será integrar los equipos de inteligencia y otorgarle una dirección preventiva. No es percepción sino un hecho irrefutable que la criminalidad transnacional lleva pasos adelante de los sistemas formales contra el delito y cuenta con recursos muy sofisticados para evadir su alcance. Anticiparse a su tenebrosa acción es un desafío grande pero no imposible de ejecutarse.
En este contexto, resulta necesario resaltar que luego de dos meses y 12 días en el cargo, González-Olaechea viene demostrando destreza para el manejo de nuestra política exterior la cual contribuye a desintoxicar el nefasto paréntesis de mediocridad e ideologización impuesto por los cancilleres de Pedro Castillo (exceptuando a Miguel Angel Rodríguez Mackay) y su corte de diplomáticos en retiro imbuidos de ambición e inescrupulosidad.
Es tangible que el Perú recupera, poco a poco, presencia óptima en el escenario externo luego de las convulsiones detonadas por el golpe de Castillo y el desborde social que siguió al mismo.
No solo de trata de la feliz coincidencia de reiterar por tercera vez el papel de anfitriones del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) con la presencia de 21 líderes (presidentes o jefes de estado) de dicha mancomunidad. Lo complementa el balance de los vínculos con los países fronterizos, enriquecidos paulatinamente tras las escaramuzas de distanciamiento propiciados por los mandatarios amigos de Castillo.
El principio de la realidad, como lo previó González-Olaechea, terminó imponiéndose incluso para el vocinglero Gustavo Petro de Colombia quien deja trabajar a sus mandos medios el inevitable buen trato diplomático y comercial con sus pares peruanos.
Y ese pragmatismo acompaña al mismo González-Olaechea quien, al ser confrontado por sus firmes posiciones políticas liberales (abrazadas por él desde que acompañó a Mario Vargas Llosa en la fundación del movimiento Libertad) y atingencias a los disparates de la izquierda global, expresadas en distintos medios de comunicación y foros, ha respondido que no antepone su opinión ciudadana a los intereses permanentes del estado nacional que precisamente son eje de la tarea de nuestra Cancillería.
El Perú está de regreso al mundo y debemos respirar tranquilos por ello.
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