El Perú y la Gran Bretaña
Escribo desde Londres, la capital que sintetiza varias expresiones de la cultura y civilización británica. No solo se ve ello en los espléndidos museos o teatros, sino también en calles atestadas de gente de diversos orígenes, especialmente de naciones donde el imperio extendió sus brazos. Esta semana Inglaterra convoca la Fórmula Uno, élite del automovilismo, y el tenis de mayor prestigio en Wimbledon. Pronto será sede del campeonato europeo de fútbol femenino.
En todos los continentes los británicos probaron suerte. En América es donde mejor pudieron lograr un progreso estable. Las Casas Monárquicas de Alemania e Inglaterra estaban emparentadas en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, prevalecieron intereses menos nobles, con los resultados que conocemos que retrasaron la historia. Hoy, al contrario de lo que hicieron entonces, los británicos se encuentran solidariamente unidos con toda Europa, para enfrentar a Rusia.
En Londres afloran sentimientos encontrados. Admiración y respeto por Elizabeth II que reina durante 70 años, manteniendo un equilibrio entre ficciones y fricciones familiares con el colectivo alma imperial; solidaridad con Assange el publicista estadounidense preso que creyó en la libertad de expresión; y repulsa al recuerdo del británico Arthur Harris, responsable de los peores bombardeos que ha sufrido la humanidad y la muerte de muchos miles de niños.
Hoy Inglaterra está felizmente unida al Perú. El afecto peruano está demostrado por calles y plazas de Miraflores y San Isidro que llevan nombres de personalidades británicas. Nuestros pueblos están enlazados asimismo por iniciativas individuales, que no se limitan a obtener logros empresariales ni de orden académico o cultural. Encontré en Londres a un médico peruano que trabajó cuarenta años atendiendo en hospitales de emergencia británicos y hoy conduce acciones altruistas para llevar ayuda a las regiones más necesitadas del Perú.
Las relaciones a nivel institucional y oficial pasan por su mejor momento. El embajador del Perú ante el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte -hijo de una ilustre dama inglesa y casado con una agraciada noble alemana- destaca por su excelencia, promoviendo valores comunes, así como intereses complementarios entre el Perú y Gran Bretaña.
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