El plan Boluarte y la carabina de ambrosio…
Frente a la exigencia de muchos sectores políticos y sociales para que el gobierno aplique un plan similar al utilizado por el presidente Bukele de El Salvador para luchar contra el crimen organizado, las pandillas callejeras, la delincuencia común y la corrupción, lejos de responder con la promesa de un acelerado análisis y la formulación y ejecución de propuestas respecto al adecuado marco normativo, equipamiento idóneo de nuestras fuerzas de seguridad, clara definición de acciones de prevención y revisión del concepto de legítima defensa, pero a favor de la población y no de los delincuentes, construcción de cárceles para los facinerosos más peligrosos imponiéndoseles una disciplina férrea de tratamiento (una ciudadela carcelaria en Challapalca no sería mala idea), entre otros, sin hacer un planteamiento lógico y coherente; el gobierno respondió que en el Perú se aplicaría el llamado “Plan Boluarte” de cuyo contenido nadie tiene idea.
Mientras las balas asesinan silban sobre la cabeza de todos los peruanos en todas las ciudades y el campo, muchas de ellas dirigidas al cuerpo para eliminar cualquier resistencia al robo o para ajustar cuentas entre delincuentes o contra aquel que no acepta el pago de cupos extorsivos, el “plan Boluarte” no dispara un solo tiro y, tal vez, como la carabina de ambrosio, ni tiene balas ni sirve para nada porque sería una simple expresión política sin ningún contenido real.
Sabemos que la finalidad del Derecho es la coexistencia pacífica para que cada uno desarrolle su proyecto de vida con paz social y justicia, pero no olvidemos que los fines del Derecho no se cumplen por inercia sino porque hay un garante que es el Estado mediante el uso adecuado de instrumentos jurídicos de coerción y coacción.
Las noticias mañaneras dan cuenta de los asaltos y asesinatos cometidos el día anterior, el levantamiento de cadáveres tirados en descampados, violaciones sexuales por doquier con una aditivo muy preocupante que muestra a los centros educativos como nidos de delincuentes infiltrados o alumnos que actúan como tales abusando, robando o agrediendo con diverso tipo de armas a sus compañeros de clase, lo que nos lleva a pensar que si esto no se corta de raíz, tendremos reformatorios juveniles por todos lados en donde mandan los alumnos a punta de cuchillo y demás agresiones, con cuyo contenido informativo los peruanos iniciamos nuestro nuevo día con una carga de estrés altamente nociva y con la preocupación de encontrar un medio de defensa personal porque el garante de su seguridad no se halla ni actúa.
Hace pocos días un ingeniero fue asaltado por dos delincuentes y despojado de su dinero. Mientras los ladrones huían en una motocicleta, la víctima, manejando su vehículo los persiguió y los embistió muriendo un atacante y huyendo herido el otro que luego fue capturado.
Ahora el ingeniero está siendo investigado por homicidio. El mundo al revés.
¿Disparará algo la carabina llamada plan Boluarte?
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