El poder del AMOR puede calmar la ansiedad y la depresión
Los casos de intento de suicidio en el Perú se han duplicado en el último año, y lo más grave es que los principales afectados son adolescentes y jóvenes de 15 a 19 años, de los cuales el 67,3% son mujeres y el 32,7% son varones, según datos del Ministerio de Salud.
Ante esta situación, es urgente que en los hogares, colegios, universidades, centros médicos y organizaciones laborales promovamos entornos de escucha y comunicación consciente, donde las personas —especialmente los niños, adolescentes y jóvenes— puedan sentirse comprendidas, amadas, valoradas y aceptadas completamente.
Cuando una persona intenta acabar con su vida es porque está muy deprimida debido al miedo a algún evento traumático del pasado o del presente, o porque teme al futuro o se siente amenazada por alguna(s) persona(s) o problemas, y siente que no tiene a quién recurrir por ayuda, porque no confía en absolutamente nadie y se siente perdida. El miedo o terror a algo o alguien es la raíz del problema. Por eso, es muy importante que jamás dejemos sola a esa persona que está deprimida o ansiosa. No permitamos que se automedique con ansiolíticos, somníferos ni antidepresivos que, mal administrados o en dosis inadecuadas, podrían agravar su situación. Peor aún, si ya fue medicada, no debe consumir alcohol o drogas, porque podría acabar en suicidio.
¿Qué hacer si hay niños, adolescentes o jóvenes en casa que están mostrando signos de depresión y ansiedad?
Si tienes miedo porque alguien de tu familia está deprimido o ansioso, primero respira y exhala, medita y elimina el miedo de tu interior; y sobre todo, llénate de AMOR para poder brindarle todo el cariño y el soporte socioemocional necesarios. No se te ocurra darle una “pastillita” antidepresiva o ansiolítica, porque podrías llevarlo por el peligroso camino de la automedicación o adicción. Dale AMOR, COMPASIÓN y PACIENCIA, para ayudarle a superar ese miedo que lo está carcomiendo por dentro.
Ofrécele compañía, escucha y confianza todos los días. Escuchemos de manera consciente, sin juzgar ni criticar. Ayudemos a esa persona a identificar a qué o a quién teme en relación con su pasado, presente o futuro. Y si no quiere hablar, invítala a escribir en privado todo aquello que le provoca miedo, confusión o desesperanza. Que saque esos pensamientos de su mente, y al escribir, diferencie entre lo que son recuerdos reales y pensamientos de miedo creados por su sensación de inseguridad o fragilidad. Ayudémosle también a que plantee sus propias alternativas de solución. Lo mejor: intenten respirar y meditar juntos.
Recordémosle una larga lista de personas que lo aman y que lo ayudarán a superar esta etapa. Hagámosle ver sus fortalezas y que para todo hay una solución. Abrámosle los ojos y la mente para que pueda escribir todo por lo que puede agradecer y cómo podría ayudar a otras personas a evitar pasar por lo mismo. Pregúntale qué talentos tiene para ofrecer y mejorar el mundo, a su familia, su colegio, su entorno, su trabajo o su propia vida.
Y pregúntate también si tú has contribuido a causarle algún tipo de miedo y cuáles son tus propios miedos. De ser así, empieza por pedirle perdón de corazón para construir un puente de confianza mutua, de modo que el diálogo sincero y consciente fluya entre ambos y puedan juntos superar cualquier miedo o problema.
Desde aquí te envío toda la luz de AMOR posible para que encuentres el camino hacia la paz mental para ti y tu familia. Gracias por existir y elegir ser y dar amor. ¡Bendiciones!
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