El presidente Milei debe ir a fondo para recuperar Las Malvinas
Escuché las emocionadas palabras de Victoria Villarruel, vicepresidenta de la República Argentina, durante el reciente homenaje a los veteranos de la Guerra de las Malvinas –a 42 años del conflicto–, en la sede del Senado argentino, entregando diplomas a por lo menos 12 excombatientes y eso me parece bien –algo muy parecido hizo hace pocas semanas, la congresista Patricia Chirinos, que preside la Comisión de Defensa en el Legislativo peruano, respecto de nuestros veteranos de guerra y de la pacificación, lo que también me parece muy bien–. La vicepresidenta de la Nación Argentina tenía una razón personal para extasiarse con su discurso en el nutrido acto, pues su padre, el teniente coronel en retiro, Eduardo Marcelo Villarruel –falleció en 2021–, llegó a desempeñarse como segundo jefe de la Compañía de Comandos 602 durante la guerra; con todo lo anterior, que realmente es muy bueno para el imaginario nacional de un país, debió ir, a mi juicio, un poco más allá pensando en la reivindicación soberana argentina. Quisiera recordar que, desde el derecho internacional contemporáneo, constituye un despropósito completo que, en pleno siglo XXI, sigan imponiéndose posesiones ultramarinas como la del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en Sudamérica. No debe ser difícil para ningún Estado miembro de las Naciones Unidas, como es el caso del Reino Unido, desconocer que las reglas cambiaron desde mediados del siglo XX, especialmente luego de la Segunda Guerra Mundial, en que fue más acelerada la descolonización. Por esta razón persistiré como internacionalista, en que la actitud recalcitrante de Londres es totalmente incompatible con las normas internacionales contemporáneas entre los diversos sujetos del derecho internacional, recordándole al rey Carlos III y a las Cámaras de los Lores y de los Comunes, que la actitud del reino, dominada por la intolerancia y la insensatez avalados por su incuestionable poder económico y militar, seamos claros, constituye una violación del principio de soberanía de los Estados, que fue el más grande legado de la histórica Paz de Westfalia (1648) que puso fin a la Guerra de los Treinta Años en Europa y que no me cansaré decir a mis alumnos que es el acontecimiento más relevante de la historia de las relaciones internacionales cuando analizamos a la soberanía de los Estado y a las guerras que atentan contra dicho principio intrínseco de este sujeto, que es por excelencia, el más relevante del derecho internacional.
El gobierno del presidente Javier Milei debería, en consecuencia, ir a fondo en este asunto y denunciar ante las Naciones Unidas, el argumento de la determinación de los pueblos, que sigue sosteniendo el Reino Unido para justificar su posesión sobre las Malvinas, pues no es un principio que corresponda al caso concreto. La diplomacia argentina siempre ha preferido llevar todo el asunto a una mesa de negociación a la que Londres por supuesto siempre se niega. Creo, respetuosamente, que siendo la reivindicación soberana de Malvinas, un asunto de Estado, Argentina debería dar un paso más osado en el marco de la ONU donde será tiempo de denunciar la inconducta y arbitrariedad británicas. El presidente Milei debería ser frontal con su discurso no solo en el frente interno o político nacional si no en el ámbito internacional, conforme dicta el derecho internacional, siempre a favor de Argentina. Ningún referido derecho internacional serio podría avalar la posesión de Londres sobre unas islas ubicadas a 8,058 millas de distancia –12,968 kilómetros–, y que históricamente jamás le perteneció. La cancillería de la República Argentina debería asumir la actitud que propongo pues dejar para las calendas griegas, como hasta ahora está pasando, de un tema de enorme sensibilidad nacional e inscrito en el imaginario de los argentinos, es un óbice para el desarrollo de un pueblo sudamericano y hermano, que alguna vez fue un país del primer mundo y que hoy brega por dejar el penoso lugar en que sus gobernantes de las últimas décadas, lo dejaron.
Excanciller del Perú e Internacionalista
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