El presidente Petro colude contra el pacta sunt servanda entre Perú y Colombia
El presidente de la República del Colombia, Gustavo Petro, ha ofendido a la majestad del mayor principio del derecho internacional de los tratados: el PACTA SUNT SERVANDA, que literalmente significa “Fiel cumplimiento de la palabra empeñada” y que, de conformidad con la doctrina, se refiere al cumplimiento de lo pactado o comprometido tal como está, además, consagrado en la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969. Desde el momento en el que el mandatario izquierdista de Colombia, dice que el Perú es un Estado invasor de su territorio, refiriéndose al distrito peruano Santa Rosa de Loreto ubicado, de manera indubitable dentro del territorio peruano y cerca de la zona de la frontera con Colombia, dominado por el río Putumayo, lo que ha hecho Petro es impactar negativamente al Tratado de Límites y Libre Navegación Fluvial de 1922 -gobernaba el Perú Augusto B. Leguía-, y el Protocolo de Amistad y Cooperación entre la República del Perú y la República de Colombia y el Acta Adicional, suscrito en 1934, durante del gobierno de Óscar R. Benavides. Las declaraciones de Petro socaban la naturaleza pétrea y perpetua de los tratados de límites e impacta la buena vecindad bilateral peruano-colombiana. No cabe la menor duda que el mandatario cafetero es un completo irresponsable porque flagela a una vinculación histórica entre ambas naciones, buscando crear un ambiente de polarización a la relación, seguramente con el afán de distraer a la opinión pública colombiana por la pésima conducción del país. Los dos referidos instrumentos jurídicos consagraron a las reglas de la delimitación y de la demarcación de las fronteras entre Estados, pues entre ambos países se han venido cumplimiento de manera escrupulosa –como bien dice el comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores del Perú–, desde hace más de un siglo. La gravedad de lo sucedido está en que Petro es el jefe de Estado de Colombia, por lo que, aquello que diga o haga, compromete jurídica y políticamente a su país. El Perú ha reaccionado dentro de lo esperado emitiendo un pronunciamiento de protesta y hasta allí deberá actuar esperando, eso sí, si acaso se produce una nueva contraofensiva política de Petro contra la integridad territorial del Perú. No hay nada que hacer, las relaciones entre ambos países no han tenido el quinquenio que se merecía. Esperemos que la quietud vuelva para ambos países, cuyos pueblos hermanos también lo merecen.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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