El prontuario de Vizcarra
Al miserable golpista Martín Vizcarra Cornejo —quien llegó a la presidencia del Perú gracias al expresidente Pedro Pablo Kuczynski, a quien traicionó para reemplazarlo como mandatario, hasta acabar él vacado tras dar un golpe de Estado clausurando el Poder Legislativo— la prensa canalla (El Comercio, La República, Correo, Perú21, RPP y los canales 2, 4, 5, 8, 9) lo presentaba como la mayor “reserva moral” del país. Una suerte de héroe de barro que contribuía muy generosamente con esa prensa venal, asignándole multimillonarias cuotas de inútil publicidad estatal. ¿El objetivo? Mantener a flote a periódicos en decadencia como El Comercio.
Si bien Vizcarra Cornejo, alias “el lagarto”, siempre fue un asaltante de caminos vestido de cordero, los perjuicios que este tipejo le infligió al Perú fueron infinitos. Empezando porque Vizcarra ridiculizó al Perú, retratándolo —ante el mundo— con el récord internacional de muertos por COVID respecto al total de la población peruana. Una de las causales de semejante oprobio fue la perfidia de Vizcarra, tras negarse a adquirir las “pruebas moleculares” e insistir en comprar solamente las letales “pruebas rápidas” que, se sabía, reducirían a los médicos a constantes errores y, consecuentemente, a la muerte de sus pacientes.
Asimismo, Vizcarra se opuso a adquirir las vacunas Pfizer, optando por comprar las mediocres Sinopharm, de China, a un precio que sigue siendo secreto, como aquel vil acuerdo con Odebrecht suscrito por los cuestionados fiscales Vela Barba y Pérez Gómez. ¡Aunque la leyenda urbana indica que el Perú acabó pagando más por las vacunas chinas que la oferta que Vizcarra rechazó de Pfizer!
¡Hay más! Meses antes de que Juan Pueblo pudiera vacunarse, Vizcarra lo hizo secretamente junto con su familia y amiguetes.
¡Esto no es todo! Actuando como el tipejo vesánico que es, Vizcarra se opuso a que los empresarios mineros —y el propio Estado peruano— adquirieran plantas para producir los cientos de miles de balones de oxígeno que el Perú exigía para evitar más muertes por COVID, porque los centros médicos estatales carecían del vital elemento, cuya producción local, sencillamente, colapsó. Consecuentemente, los peruanos morían asfixiados a las puertas de los nosocomios públicos.
Esto, amable lector, solo refleja unos cuantos ejemplos de la sevicia de este pérfido sujeto, Martín Vizcarra Cornejo.
Hoy día, este miserable recién viene siendo juzgado por los crímenes que perpetró siendo gobernador de Moquegua. Hasta esa región llegó la crueldad de este tipejo, otrora alabado hasta la idolatría por una aturdida opinión pública, inducida al aplauso en forma canallesca por, repetimos, El Comercio, RPP, La República, Correo, Perú21, Radio Exitosa, canales 2, 4, 5, 8, 9, etc.
Porque resulta que, desde entonces, este Cornejo recibía sobornos de las constructoras que contrataba el gobierno regional a su cargo, como denuncia su examigo y suerte de “mesa de noche” suya, llamado José Manuel Hernández: “El segundo paquete, conteniendo varios centenares de miles de soles, se lo lleva (a Vizcarra) Carlos Arana; y ahí (Vizcarra) me confirma a vuelta de WhatsApp: ‘Ya lo recibí’”.
¡Pero faltan los procesos más serios: los que juzgarán la infame gestión presidencial de Vizcarra!
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