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“El que me ama guardará mi palabra”

Fecha Publicación: 25/05/2019 - 20:40
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Queridos hermanos, estamos ante el VI Domingo de Pascua. ¿Qué nos dicen las Palabras en este día? Nos pre anuncian la celebración de Pentecostés. En la primera lectura de los Hechos de los apóstoles, se nos relata una situación después de una discusión entre Pablo y Bernabé con los apóstoles sobre la imposición de la ley judía: “Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto”. Hermanos, hoy nos postramos ante los ídolos del mundo: poder, prestigio, fama. A estos les ofrecemos nuestra vida y sólo nos destruye, porque en estos no se encuentra la felicidad. Esta Palabra nos invita a vivir en la verdad, pidamos a Dios que rompa aquellas ataduras que no nos dejan ser libres.

Respondemos a esta lectura con el Salmo 66: “El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra”.

En el libro del Apocalipsis nos presenta la misión de la Iglesia, tener encendida la lámpara del cordero, llevada por el siervo de Yahvé que carga con el pecado de los hombres, es Él el portador de la luz: “La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero”.

El Evangelio de san Juan nos dice: “Dijo Jesús a sus discípulos: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió”. El Señor nos invita a guardar su Palabra, tal y como lo hizo María que guardó la Palabra en su corazón e hizo morada en ella, el Espíritu Santo.

“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”, continúa el Evangelio y es que, Dios nos ha creado para poseer la paz y alegría, que no significa, no tener problemas, este es el engaño del consumismo. Dios nos da el Espíritu Santo para que propicie en nosotros el verdadero espíritu del cristiano, no de la manera en que la entiende el mundo, una paz exterior e hipócrita que no propicia la reconciliación y el perdón. La paz que nos ofrece Cristo y la Iglesia es una que perdona nuestros pecados y nos invita a la reconciliación con Dios.

Hermanos, que este Espíritu Santo de paz y reconciliación que quiere habitar en tu corazón, este con ustedes. Que la Bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ustedes.

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