El reto IIRSA Sur
Un tema pendiente en la agenda gubernamental y empresarial del país es lograr un uso intensivo de la Carretera Interoceánica (IIRSA Sur). A 20 años de su construcción (2,621 km en cinco tramos), el objetivo de interconectar la Costa Sur en Ica hasta la Selva Sur en Madre de Dios, extendiéndose hasta las regiones costeras de Arequipa y Moquegua, es aún insuficiente.
Un estudio de Maximixe Consult (2023) de los tramos 2-3 presentado en Cusco concluye que su impacto económico es aceptable para la Macro Región Sur. Este se tradujo en el incremento de sus exportaciones (cuadruplicó cifras anuales, alcanzando US$ 23,954 millones en 2022) y favoreció a sectores claves de nuestra economía: agroexportación y minería. Revela también la reducción de tiempos de viaje en casi un 50 % (948 mil vehículos ligeros y 309 mil vehículos pesados en 2022), y su contribución con S/ 2,900 millones (0,73 %) al Valor Agregado Bruto (VAB Nacional), además de mejoras sustanciales en salud, educación y desarrollo urbano en estas regiones del país.
Los logros –hay que reconocerlo– respondieron a una visión geopolítica y estratégica que buscó intensificar el comercio entre Perú, Brasil y Bolivia, a través de un corredor que conectara Pacífico y Atlántico. Hoy, el reto es aprovechar la carretera en su máxima expresión.
¿Por qué el comercio aún presenta barreras como la limitada capacidad para trasladar productos desde Brasil? ¿Por qué no terminamos de homologar nuestros productos para que ingresen a territorio brasilero? ¿Por qué no existe una agresiva política de promoción de nuestras exportaciones a través de la Interoceánica? ¿Por qué aún no se construyen los corredores complementarios? ¿Por qué la Cancillería y el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo no hacen nada al respecto?
Necesitamos repotenciar su uso con políticas públicas que cambien la mentalidad de nuestros empresarios sureños y los funcionarios “fronterizos” que no ven más allá del gobierno de turno. Necesitamos convertir a la Macro Región Sur en un verdadero polo de desarrollo del país. Sin promover mayor inversión ni consolidar un sólido mercado, únicamente habremos hecho la vida más fácil a las economías ilegales. No es casual, por ello, que las opciones políticas antisistema sean predominantes en esta región del país.
Recuperar la Macro Región Sur es un imperativo económico, social y político que debe estar en todos los planes de gobierno de la futura contienda electoral. Una estrategia intersectorial en alianza público-privada es la única forma de poner en marcha el uso intensivo de esta carretera bioceánica. La hoja de ruta es clara. Ponerla a andar cuanto antes es lo que debe primar. Una nueva visión descentralista debe poner al sur del país en el lugar que realmente se merece.
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