ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

El salario emocional

Imagen
Fecha Publicación: 15/12/2023 - 21:40
Escucha esta nota

Un día cualquiera apareció en mi bandeja de entrada: “ofrecemos actividades como masajes en oficina, clases de yoga, clases de baile (…) bienestar integral personalizado en apoyo al logro de los objetivos de la empresa”. ¿Tomar esos servicios contribuye al logro de los objetivos de esa empresa? O ¿será que se refiere a los propios una vez cerrada la transacción? Terminé mi relación con esa noticia, pensando para mis adentros: originales y avezados quienes están detrás. Más adelante y, en otro contexto, un amigo me contaba que, a su hijo, con tres décadas de vida encima, en su empresa le habían ofrecido: espacios de distracción, animales en el lugar de trabajo, horario flexible, etc., además lo decía con un sincero y sano orgullo con los beneficios obtenidos por su hijo. Ante tal complacencia del padre, confieso que debí cambiar de tema. Más pudo mi deseo de conocer un poco más acerca de esa “plaza laboral”. Así, le pregunté por el nivel de sueldo –se entiende que me refería a un mero rango– y a sus funciones o responsabilidades dentro de la organización. Respuesta: “los jóvenes son poco afectos a los compromisos de larga data, como su rotación es alta, les ofrecen, más allá de la planilla y del vínculo profesional, detalles de bienestar como sucedáneos laborales”.

¿Es cierto que los jóvenes son incapaces de una apuesta a mediano o largo plazo? ¿La puesta en escena de los sucedáneos laborales “condicionan” a los jóvenes a extender su permanencia en una organización? ¿Cuánto más “emocional” sea el sueldo, mayores son las posibilidades de seleccionar y retener a los mejores profesionales? Los beneficios de cualquier índole son, en su configuración, en su contenido y en su oportunidad, potestad exclusiva de la organización. El riesgo que veo es su desplazamiento como fundamento al momento de contratar e incorporar trabajadores a la empresa. Me parece que existen varias razones para evitar su centralidad. En este sentido, tomaré por caso lo aludido por mi amigo que: los jóvenes cambian muy rápido de trabajo. Hace varios lustros, la demanda de puestos de trabajo supera la oferta. Pues bien, un modo para ordenar la demanda es incrementando los requisitos y siendo exigentes en su cumplimiento. De este modo, se transitó del egresado al MBA; de la lengua materna al inglés –un tercer idioma puntuaba más–; del SERUMS a una pasantía en el extranjero; y, de la proporcionalidad a la desproporcionalidad de la experiencia profesional con el término de los estudios. En paralelo, las empresas implementaban estándares, especificaciones que deben cumplirse con miras a “mantener sólida y fosforescente la última línea” de las mismas. Unamos ambas realidades. Tenemos jóvenes sobre calificados que tienen que escoltar las especificaciones trazadas.

Los años de estudio –actividad intelectual– tienen en el trabajo su despliegue y apogeo. Una labor profesional que no represente un reto para la inteligencia, para la toma de decisiones y autonomía para ejecutarlas, pierde densidad y se aleja del gran objetivo: plenificarse como persona y profesional.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.