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El show de Vizcarra

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Fecha Publicación: 07/03/2020 - 22:20
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El médico Abel Salinas, exministro de Salud del régimen Kuczynski-Vizcarra (hasta antes que el segundo de esa plancha traicionase al primero) cuestionó justificadamente que el presidente Vizcarra apareciese por televisión a las 7:30 de la mañana -con cara de velorio- para lanzar una suerte de mensaje a la nación anunciando la llegada del apocalipsis al país: el Covid-19. Sin la menor duda el enfermizo figuretismo de Vizcarra provocó que, a primerísima hora, la gente saliese espantada a las farmacias en busca de mascarillas -adminículos que deberían reservarse para los contagiados de ese mal- en vez de aplacar los espíritus sugiriendo la adopción de medidas de higiene preventiva. EXPRESO publicó, en el mismo sentido, la declaración del doctor Herbert Cuba García, quien manifestó: “El presidente [Martín] Vizcarra ha perdido una oportunidad de oro para implementar un plan nacional en la lucha contra el virus. Lo que ha hecho es salir y decirle a la gente que hay coronavirus, pero como no existe un adecuado sistema de comunicación estratégica sobre los riesgos y sus prevenciones o explicación precisa de aspectos científicos en lenguaje simple, lo que ha generado es pánico y alarma.”

Más aún, Vizcarra debió dejar que el mensaje lo diese la ministra de Salud, responsable del sector encargado de manejar situaciones como esta. Inclusive el mandatario prefirió no chocar con sus amiguetes mediáticos soslayando información urgente para precisar en qué vuelo y en qué fecha arribó al Perú el empleado de Latam contagiado del virus de marras, para que los pasajeros que llegaron en ese mismo vuelo sepan a qué atenerse. Nada de nada. Vizcarra quiso aparecer como líder careciendo de liderazgo. Su papel fue el de un agitador, un provocador que buscaba rating sin liderar al pueblo, diciéndole qué debe y qué no debe hacer. Pero, sobre todo, es un fatuo que mendiga popularidad a costa de lo que sea. Porque, por ejemplo, ¿cómo es posible que no haga ese mismo show para anunciar que existen probablemente decenas de miles de infectados con el -sí mortal- dengue producto de la falta de agua potable en el país? O, ¿por qué no hace algo para remediar la tuberculosis endémica que sufren miles de connacionales?

La explicación es sencilla. No lo hace porque no es un estadista. Porque no sabe siguiera cómo empezar a solucionar los problemas estructurales del Perú. En ese sentido, sonó a tomadura de pelo que Vizcarra pidiese a la audiencia que esté tranquila, “confiando” en que el sistema estatal de salud está preparado para controlar una eventual pandemia. Pero, por favor, ¡si los hospitales que maneja Salud Pública ni siquiera pueden solventar la atención rutinaria de aquellos peruanos obligados a hacer colas durante tres o cuatro días para recién conseguir una cita (urgente) dentro de los siguientes tres meses!

Recordemos: millones de peruanos no tienen agua potable y nuestro sistema de salud es deleznable. Pero por ejemplo derrochamos US$1,500 millones en los Panamericanos, US$6,000 millones en la refinería Talara, US$4,000 en la Transoceánica. Sobre aquello, claro, Vizcarra guarda silencio cómplice.