El todopoderoso del MP
El poder omnímodo del director de IDL, Gustavo Gorriti, en el Ministerio Público se confirmó cuando dicha ONG de izquierda publicó, a su conveniencia, audios que evidenciaron un tráfico de influencias entre jueces y consejeros.
Se vendió, en aquel entonces, esta trama de que había una organización criminal (figura penal que usa el caviaraje para poner el sambenito de delincuente a sus rivales políticos) enquistada en el sistema de administración de justicia, consiguiendo así exterminar el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), siendo este reemplazado por la cuestionada Junta Nacional de Justicia (JNJ), cuando el problema son las personas y no las instituciones.
Si bien hay actos de corrupción que son clarísimos y deben ser sancionados con toda la severidad posible, no todas las grabaciones conocidas por IDL registran contenido ilícito. Sin embargo, el material fue usado para quebrar y amenazar a los enemigos de los caviares: si aparecías en uno de estos audios, a pesar de que este sea inocuo, automáticamente te convertías en un miembro más de la banda criminal ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’.
Tras un rosario de portadas de medios adictos a la publicidad estatal, tu carrera se había arruinado. Hasta hoy, incluso, Gorriti y su corte siguen difundiendo estas conversaciones para amedrentar a sus rivales, pero ya no tienen la repercusión de otrora. Esto sucedió, por ejemplo, con un audio que salió de la hermana de la suspendida fiscal de la Nación, Patricia Benavides.
Según Pedro Chávarry, fue Pablo Sánchez quien le dio todos los audios a Gustavo Gorriti. Esta aseveración no es para nada jalada de los pelos, pues antes el fiscal Hamilton Castro, exjefe del Equipo Lava Jato, contó que Sánchez lo convocó a una reunión con Gorriti, en donde este último fue descubierto grabando a hurtadillas todo lo que ahí se hablaba.
El estrecho vínculo de Pablo Sánchez y el periodista zurdo ha sido expuesto por el programa de Milagros Leiva, que reveló la declaración del fiscal Álvaro Rurush acerca de que Pablo Sánchez, entonces fiscal de la Nación, le ordenó que suspenda inmediatamente una diligencia en IDL, en el año 2018.
Ello, por supuesto, después de recibir una llamada de su jefe Gorriti. “Suspende inmediatamente la diligencia o atente a las consecuencias”, le dijo Sánchez a Rurush. Una total intromisión por la que la JNJ, si fuera coherente y no aplicara el doble rasero, ya debería haberlo suspendido de manera sumaria como lo hizo con Benavides, pero es algo prácticamente imposible.
El nombre de Gustavo Gorriti también aparece en los chats de Jaime Villanueva, quien afirma que el oenegero tiene amenazado al fiscal de la Nación interino, Juan Villena (¿acaso, como deslizó Chávarry, Gorriti tiene un audio de él?). No obstante, esta parte ha sido interesadamente omitida por la fiscal provincial Marita Barreto, cuya frágil indagación fue usada por la JNJ para suspender a Patricia Benavides por 6 meses.
Barreto sindica a Benavides como la cabecilla de una organización criminal (¿no les dije que les encantaba esta figura a los caviares?) que influyó en varias decisiones del Congreso.
A ello hay que sumarle lo declarado por el periodista Kike Montenegro sobre que Gustavo Gorriti le advirtió que solo le concedería una entrevista a Leiva, si es que ella dejaba trabajar a “sus” fiscales, en alusión a Rafael Vela y Domingo Pérez.
Ambos, como se sabe, le filtraban todo lo que declaraban los corruptos brasileños de Odebrecht a Gorriti. Esta valiosa información era tamizada por el periodista y usada para embarrar a los enemigos políticos de los caviares.
Urge, pues, la salida de todos los fiscales supremos y, a su vez, de todos los miembros de la JNJ. Es la única manera de acabar con el inmenso poder que IDL en una institución importantísima para defender a la sociedad. Feliz 2024.
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