El topo de Maduro

Recordemos el perfil político del exmandatario boliviano Evo Morales, identificado con el candidato Pedro Castillo, con quien dijo coincidir en su propuesta de convocar a una asamblea constituyente y nacionalizar la minería y los hidrocarburos.
En mayo de 2008, Morales soltó la falacia de que la CIA estaba detrás del Poder Judicial para extraditar a su asesor peruano Walter Chávez, miembro del grupo terrorista MRTA. Un mes después, en junio, el mandatario boliviano rechazó la suscripción del tratado de libre comercio de Perú con Estados Unidos, porque, según su criterio, afectábamos el proceso de integración andina, recomendando que, en cambio, participemos en el “eje de la humanidad” liderado por el dictador venezolano Hugo Chávez.
El 19 de junio, Evo Morales continuó la escalada de agresiones contra el Perú al lanzar la infamia de que los norteamericanos habían instalado una base militar en nuestro país y haciendo un llamado a la población para “que los resistan y expulsen de su territorio”, infamia que, además, fue repetida por diversos grupos comunistas del hemisferio.
El 5 de junio de 2009, cuando murieron 24 policías y 9 nativos en los sucesos de Bagua, Morales expresó “que, nuevamente, los más vilipendiados del territorio latinoamericano son humillados” y su ministra de Justicia, Celima Torrico, aseguró irresponsable y pérfidamente que se trataba de “una represión sangrienta contra los nativos”.
Pocos días después de esos luctuosos hechos, Morales envió una declaración a la Cumbre Continental de Pueblos Andinos, realizada en Puno, llamando a la rebelión de las comunidades nativas y advirtiendo que “nuestra lucha no termina. De la resistencia, pasamos a la rebelión y de la rebelión a la revolución. Este es el momento de la segunda y definitiva independencia”.
En 2009, el mandatario del país altiplánico manifestó que el Perú había presentado una demanda contra Chile en la Corte de Justicia de La Haya “solo para impedir una salida al mar de Bolivia” y advirtió tener “información proveniente de las mismas estructuras del Estado peruano” en el sentido de que el presidente García era un opositor a la causa marítima de su país, advirtiendo, asimismo, que sabíamos que íbamos a perder el proceso.
Siempre agresivo y mitómano, en otro momento expresó que “antes los delincuentes se escapaban a Estados Unidos y ahora se escapan a Lima”, aludiendo al pedido de asilo de tres exministros bolivianos.
Si existieran dudas del perfil ideológico de Evo Morales, recordemos que el 2012 y el 2016 se declaró “marxista, leninista, comunista, socialista” y el 2015 obsequió al papa Francisco una talla de Cristo esculpida, a modo de cruz, con las imágenes de la hoz y el martillo.
Ese es el perfil de un mitómano y agitador, de un confeso comunista, que ahora respalda al candidato Castillo, con quien pretende construir el eje marxista Lima-La Paz.

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