El transporte ferroviario
Se ha publicitado un plan ferroviario cuyo costo sería de 43 millones de dólares. Incluye siete líneas ferroviarias en diferentes localidades del país. La noticia es, sin duda, alentadora porque estamos convencidos de que ese programa resulta indispensable para la comunicación de nuestras poblaciones disímiles, situadas en una geografía también diferente. Además, por cierto, permitirá el transporte de mercadería que ahora, mediante camiones, no solo resulta lento, sino oneroso para el agricultor y comerciante del interior.
El transporte ferroviario ha alcanzado un desarrollo inusitado. El tren rápido construido en China alcanza una velocidad de 400 km/h; se podría recorrer de Tumbes a Tacna en siete horas y media, más o menos. Un tren común de pasajeros puede llevar, en nueve vagones, 360 pasajeros sentados a 200 km/h.
Respecto a la historia de los ferrocarriles en el país, debemos recordar que fuimos los primeros en Sudamérica en inaugurar el primer ferrocarril que comunicaba Lima con el Callao. Igualmente, fuimos también los primeros en constituir una red ferroviaria. Fue en el gobierno del presidente Balta. Lamentablemente, por los escándalos de corrupción que nos acompañan desde el Virreinato, se quedó inconclusa.
No hace mucho, el tren eléctrico de Lima, que comenzara su construcción en el primer gobierno del presidente García, quedó paralizado por 20 años por denuncias de corrupción. Igualmente, durante ese gobierno también se cuestionó la adquisición de durmientes (maderas quebracho colorado) para los ferrocarriles del sur del país, como si el transporte ferroviario del Perú tuviera un anatema.
No obstante, lo expresado debe servir solamente como experiencia para no caer nuevamente en errores en la construcción y adquisición de un transporte tan importante como necesario. Como expresaba el historiador francés Marc Bloch, la historia tiene su función principal no en reconstruir el pasado, sino que los hechos se hacen presente porque la historia es el hombre y no el pasado.
Creemos que la concesión es la modalidad de adquisición que debe ser la prioritaria para lograr el propósito del plan ferroviario.
Finalmente, también sobre nuestro tema, no podemos dejar de alertar sobre la noticia que publicó el Mercury News, diario de EE. UU., respecto a los trenes donados a la Municipalidad de Lima, los cuales fueron reemplazados por utilizar diésel, combustible contaminante del medio ambiente. Su reemplazo fue por ferrocarriles eléctricos, o sea, los que actualmente se siguen implementando en el mundo.
Recoger lo que otros desechan nos recuerda cuando se autorizó importar vehículos automotores usados y con el timón cambiado. Es decir, los autores de esa adquisición no leyeron a Marc Bloch.
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