El tribunal de la mordaza mediática
Si hay algo peor que violar la Libertad de Prensa es fingir defenderla. Porque en forma ladina atentan contra ella quienes, sin respetarla, alegan proteger la libertad de opinión e información. Aunque más grave es decir que ampara este derecho quien lo manipula con intereses subalternos. Es lo que hacen La República, Canal N, El Comercio, etc., a través de la farsa conocida como “consejo de la prensa peruana”.
Veamos la realidad. El “consejo” es un clan de medios de comunicación armado alrededor de una veleta: la de la progresía caviar que se arroga representar a miles de diarios, canales televisivos y estaciones radiales del país que conforman la gran prensa nacional. Entre los roles que protagoniza, destaca un “tribunal de ética” que funge como “mecanismo voluntario de autorregulación y de autocontrol” para solucionar conflictos éticos en el periodismo, “atendiendo solicitudes de rectificación y quejas sobre informaciones difundidas en los medios, y emitir pronunciamientos públicos sobre infracciones a la ética que cometa la prensa”. ¡Como si esta masonería de pares ideológico-políticos, y fundamentalmente económicos, pudiese imponer su “autoridad” ante la inmensa cantidad de medios de prensa en todo el país que NO forman parte de él! Como EXPRESO.
Más detalles. El “tribunal de ética” del citado consejo lo preside un auténtico enemigo de la libertad de opinión, llamado Diego García Sayán. Un sujeto que demandó a este escriba por decir la verdad, exigiendo una millonaria suma indemnizatoria. Tan falsaria fue su querella que la Corte Suprema ratificó el fallo, reconociendo que jamás hubo la calumnia que argumentó este individuo. Incluso durante el proceso este adversario del criterio independiente -que protagoniza como esfinge a la libertad de informar- exigió al juzgado impida a EXPRESO, diario que dirigía en ese tiempo, seguir opinando e informando sobre su conducta. En especial como propietario de la oenegé Comisión Andina de Juristas que sirvió al fujimontesinismo cobrándole importantes emolumentos por ello. El pedido fue definitivamente desestimado. Pero el hecho que este personaje presida un supuesto tribunal de ética de la prensa peruana no sólo es deleznable sino prevaricador. Los demás integrantes del “tribunal” pertenecen, asimismo, a la crema y nata caviar.
La aclaración resulta pertinente, en momentos en los cuales la libertad de información y opinión se encuentran amedrentadas en nuestro país. Es evidente que El Comercio, La República, RPP y canal N –fundadores del citado consejo- hipotecaron sus líneas periodísticas a presidentes como Kuczynski, Vizcarra y Sagasti por mera conveniencia empresarial. De por medio había un multimillonario reparto de la “torta publicitaria” del Estado de la cual, precisamente, han venido beneficiándose de manera ostensible. Lo lograron a base de endiosar groseramente a esos mandatarios y ocultar –en el mejor de los casos, tamizar- los yerros y trapacerías de dichos gobernantes. Como pasó con el golpe de Estado de Vizcarra cuando cerró el Parlamento, medida que desembocó en el gobierno comunista que ahora amenaza con borrar la libertad de prensa. Esta gente carece de autoridad moral para arrogarse en defensora de la prensa peruana.
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