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El valor de amar al prójimo

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Fecha Publicación: 08/07/2025 - 21:40
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Para muchos el nombre de Katharine Hepburn, no dirá mucho, pero la actriz estadounidense, quien hizo un sin número de películas, cuenta una anécdota que le sucedió de niña y que la marcó la vida para siempre.
Cuando era niña su padre la llevó a la función del circo y tras esperar por un largo rato en la fila, cuando ya solo quedaba una familia entre ellos y la boletería para comprar las entradas, sucedió algo impensado.
La familia que estaba delante de ellos, un padre con ocho hijos todos menores de edad, tomados de las manos y súper emocionados por quizá ver a los payasos y el show de los animales por primera vez, sufrió un duro golpe.
El padre, que miraba y disfrutaba viendo a su familia feliz, preguntó a la mujer de la taquilla ¿cuántos son los boletos para el show?, son ocho entradas para niños y dos adultos.
Al recibir como respuesta el precio, el labio superior del padre comenzó a temblar y como sorprendido volvió a preguntar, esperando haya una equivocación, ¿cuánto me dijo?, consultó una vez más.
La señora de la taquilla volvió a repetir el precio y es en ese momento que el hombre se dio cuenta que no tenía suficiente dinero para cubrir todas las entradas.
Viendo lo que estaba pasando con la familia, cuenta la actriz, su papá metió la mano al bolsillo saco un billete de 20 dólares y los dejó caer en el suelo, su padre se inclinó y toco el hombro del padre y le dijo señor susurrando al oído, creo se le cayó de su bolsillo.
El hombre de adelante entendió de forma inmediata lo que estaba pasando y a pesar que no lo había pedido, agradeció profundamente la ayuda y sobre todo que lo haya ayudado a pasar esta situación desesperada y desgarradora.
“El señor miró fijamente a mi padre, tomó el billete y apretó fuertemente sus manos, mientras le caía una lágrima y le dijo, muchas gracias señor, no sabe lo que esto significa para mí y familia. Posterior a ello mi padre y yo volvimos al auto para regresar a casa porque los 20 dólares que regaló nos dejaron sin ver el show en el circo. Aunque no pudimos ver el espectáculo de los payasos y animales amaestrados, esa noche hemos sentido algo más que la emoción del show hoy hemos sentido la alegría verdadera en el corazón”.
Ese día esa pequeña niña, que fue con tanta emoción a ver la función del circo, recibió una lección mucho más grande, pues su padre con esa acción le enseñó el valor de amar al prójimo.
Entendió que el amor al prójimo no tiene que ver con lo que uno aspira conseguir, sino con lo que uno busca entregar y dar.

Por Gustavo Martínez V.

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