El VAR en la administración de justicia
El VAR (Árbitro Asistente de Video) aparece en el fútbol para corregir los frecuentes desaciertos arbitrales. También evita que algunos malos jueces queden impunes, como antes, cuando disfrazaban de “error humano” su complicidad para alterar los resultados de los partidos. Quizá, con la aplicación del VAR, el fútbol haya perdido algo de emoción sin la polémica que generaban las controvertidas decisiones arbitrales, pero, lo real es que ahora vemos justicia en las canchas.
Algo similar podrían hacer con la justicia en nuestro país. Somos testigos de la pugna entre los que buscan politizar la justicia y los que tratan de judicializar la política. Ambos, defendiendo sus fueros, no quieren quedar “fuera de juego”. Los primeros pretenden elegir y destituir, jueces, fiscales y funcionarios permisivos que no sancionen sus “infracciones”. Los segundos buscan “empapelar” a los que hacen o modifican las leyes, para que no revisen sus “jugadas” y sea su cofradía la que les asegure impunidad.
En un mundo revolucionado por la tecnología y la inteligencia artificial, me emociona la idea que algún día podamos aplicar el VAR en la administración de justicia. Lo que ahora parecería una alucinada e inspiradora utopía, estoy seguro que ilusionaría a millones de peruanos afectados por malos jueces.
Cuánta injusticia podríamos evitar si fuera posible que los responsables de impartir justicia –en el Poder Judicial, Ministerio Público, JNJ, Tribunal Constitucional, JNE, ONPE– llevaran consigo en el desempeño de su función una cámara de video que registre el origen, sustento y motivaciones de sus decisiones. Así podríamos confirmar quiénes aplican la ley a todos por igual y si sus sentencias son predictibles. Sabríamos que quien es sancionado cometió la falta y que no intervino una mano escondida para cambiar el fallo. Al quedar registrado su desempeño podríamos premiar a los buenos jueces y, ante la evidencia de una injusticia, sancionar a los malos jueces que quedarían impedidos de volver a arbitrar.
Si dispusiéramos del VAR dejaríamos de ver: fiscales ideologizados persiguiendo a los adversarios políticos de un poder oculto, jueces timoratos que liberen delincuentes capturados en flagrancia, un JNE que nos impone candidatos impresentables y un ONPE poco transparente.
Lamentablemente, hemos perdido confianza en quienes tienen la responsabilidad de administrar justicia en nuestro país. No es el sistema, no son las leyes, ni sus códigos. No se trata de hacer reformas que sean más de lo mismo, cambiando sólo nombres. Debemos tener claro que el problema sigue siendo la calidad moral de las personas elegidas y los que las eligen, quienes permiten que la corrupción y la delincuencia hagan de las suyas.
Nos ilusiona vivir en un Perú con justicia y elecciones limpias. Desafortunadamente, por ahora, no hay VAR que nos ayude a hacerlo realidad.
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