El vuelo del águila Huamancha
El viento de octubre recorre los ayllus de Puquio formando remolinos y golpeando las puertas como presagio de malas noticias. Las nubes grises se posan entre las cumbres que circundan el pueblo y las comunidades aledañas. En Ccoricocha el agua se ha aquietado y el cielo va perdiendo su reflejo. Como nunca ninguna paloma mensajera vuela sobre la plaza central y en los jardines de las casas los pétalos de las flores caen de sus capullos. Los remolinos ya no juegan ni danzan sobre los tejados de las casas. Es jueves y de pronto el eco del sonido de la tijera se anuncia agonizando, apagándose: desde la torre de la iglesia matriz la campana anuncia que el danzaq mayor, el tayta Águila Huamancha ha alzado vuelo en dirección de los Apus.
El hijo de Puquio Víctor Julio Huamancha Marca paseó la danza de las tijeras y dejó huellas de sus pasos de águila en cuanto pueblo visitó. Defendió la danza tradicional, sin embargo, a su refinada danza agregó elegancia para que siempre sea real, vistosa y cautivadora. Desde niño se enamoró de las tijeras haciéndolas vibrar. Con sus más de sesenta años de trayectoria artística deleitó con su baile, retó e hizo trizas a su propia sombra y puso paños fríos cuando el sonido de la tijera pretendía esquivar el sonido triste del acero.
En estos últimos días literalmente agonizó; fue hilvanando la última pasada que debía ser perfecta, como cuando bajaba de la torre de la iglesia sin perder el ritmo, haciendo trinar el sonido más agudo de sus tijeras; dibujando en el aire con el movimiento de su pañuelo, imitando a las nubes de marzo que se resisten a tomar descanso. Pero la muerte es también otra danza para los danzaq, es otro reto para el cual se preparan y nuestro Águila Huamancha, sin pensarlo dos veces, aceptó tomar partida en esta danza mayor, en esta danza final.
Mientras tanto, en la explanada del Ministerio de Cultura solo crece yerba mala, en ese elefante blanco, donde nada bueno se hace, no se dan por enterados, tampoco tienen el menor interés por quienes entregan su vida entera para mantener vivas, vigentes y preservar nuestras sanas y milenarias costumbres y danzas. ¿Existe el Ministerio de Cultura? ¿Dónde está? Sí pues, la institución que debiera promover, apoyar y finalmente auxiliar hace todo lo contrario, ningunea e ignora a quienes extienden la rebeldía de sus pueblos con su arte. Con lo que no cuentan es que los danzaq no mueren, el pacto entre ellos y la pachamama es superior y trasciende a la propia vida. Nuestro Águila Huamancha alzó vuelo para circundar el Hanan Pacha y depararnos buenas nuevas a pesar de tanta tristeza.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.