Elecciones en Ecuador, entre la contención o el agravamiento
Este domingo 9 de febrero son las elecciones presidenciales en Ecuador. Las encuestas muestran al actual mandatario Daniel Noboa (37 años) y a la correísta Luisa González (47 años) como los principales candidatos. No obstante los datos se muestran contradictorios colocando a Noboa como favorito (incluso con posibilidad de ganar en primera vuelta) superando el 40% de apoyo. Otras encuestas le dan a González la ventaja. Es ya otra muestra (ha ocurrido también en otros países) de cómo las encuestas tienen serias fallas de medición o son obviamente manipuladas en el peor de los casos.
Sea como fuere no son menores las alertas de que la candidata González del expresidente Rafael Correa, prófugo de la justicia (vive impune en Bélgica desde donde continúa polarizando a los ecuatorianos), podría dar sorpresa este domingo. Y es que el correísmo prochavista enraizó la violencia criminal y la narcopolítica en Ecuador. Su retorno al poder elevaría males en ejecución y otros riesgos internos, regionales y, sin duda, en la porosa frontera norte de Perú. Como es sabido distintas organizaciones criminales ecuatorianas (sobre todo de narcotráfico y minería ilegal) han cruzado a territorio peruano ahondando y contagiando una dinámica delictiva imparable que además amenaza con ir mezclándose con las tensiones políticas.
La corta gestión de Daniel Noboa ha desplegado esfuerzos contracriminales (en importante cooperación con los sistemas de seguridad de EE.UU.) para frenar los problemas, pero es tiempo lo que le falta para hacerlos realmente retroceder. Es decir, los ecuatorianos elegirán mañana entre la contención de Noboa o el agravamiento de los escenarios con González. De ganar el primero podrá afianzar pasos y cumplir condicionantes ineludibles -internos y externos- que permitan pasar de contener males en ejecución a hacerlos retroceder.
En este espacio hemos escrito de tiempo atrás sobre el precario proceso ecuatoriano. La advertencia central fue y es que el "trenzado" o la mezcla de la violencia criminal y la violencia politizada, así como del juego geopolítico e ideológico pueden replicarse de forma creciente en Perú. La alta intervención de las economías ilegales en la política son a la vez un móvil y un resultado de ello. El sicariato político contratado ha sido un factor que asesina a candidatos potenciales democráticos que en suelo peruano, por ejemplo, se debe evitar a toda costa. La "política con chaleco antibalas", la política que tiene que cuidarse tanto de los extremismos politicos violentos como de los criminales organizados (y coordinados o subcontratados), no es una sana política, de ningún modo. Lamentablemente durante años Ecuador pasó desapercibido en ese proceso de descomposición de los sistemas pervertidos por actores estatales y no estatales con objetivos económicos y políticos coincidentes.
Los ojos de los latinoamericanos deben estar puestos este 9 de febrero en Ecuador. No poco está en juego. Por lo pronto María Corina Machado, la líder opositora y antichavista venezolana, muy atenta a las pulsiones regionales y sus consecuencias, ha llamado a votar por Daniel Noboa. Su preocupación es atendible ante la posibilidad de un correísmo relanzado que apostó por años a favor de la red de amenazas de la extrema izquierda latinoamericana capitaneada por el castrochavismo.
"Hay momentos cuando los pueblos tienen la oportunidad de decidir entre dos caminos que marcarán sus vidas. Este domingo el pueblo de Ecuador enfrenta uno de ellos. A los queridos ecuatorianos les pido que con el corazón y los ojos muy abiertos vean lo que el régimen de Maduro le ha hecho a Venezuela y a los venezolanos. Escuchen a nuestros compatriotas que han tenido que huir y a quienes ustedes han acogido con tanta solidaridad", ha dicho María Corina Machado con toda razón.
